Para que negarlo, afrontar un título como este, y más si cabe siendo del tan denostado merecida, en muchos casos, e inmerecidamente en otros, del género telenovela es una prueba de osadía en la que el espectador puede llegar a sufrir determinados espamos, y el crítico que visione una crítica o semi-critica como esta indudablemente sentira repulsión ante una opinión que aunque arriesgada y con, me imagino pinta de ser vapuleada ( a quién se le ocurre) solo pretende ser sincera. La cuestión es que, la nostalgia, es uno de esos factores por los que el ser humano es capaz de redimirse hacía uno mismo y por el cual se deja llevar haciendo que lo que su primera impresión le dicte vaya por otros anales y pase a aprobar una serie como esta. El caso, es que de la telenovela no me acuerdo de mucho. Así que no sé ni siquiera porque la apruebo ( bueno... junto a Speed 2 llevo dos críticas cayendo en la reiteración de aprobar por no sé qué) pero seguramente, será por esa nostalgia mencionada y porque recuerdo imágenes y personajes que formaban parte de una infancia que aunque no gustaba de telenovelas baratas, si que se dejaba llevar por alguna que otra como la que nos ocupa. Y es que que duda cabe, aquellas telenovelas tenían su cosa. Y sino ahí esta Thalia que apetecía verla de vez en cuando. Bueno, y porque me vienen a la mente ese final predecible, esa música de cabecera que cantaba la propia Thalia que decía algo así como Rosalinda,Rosalinda Rosalinda hay amor.. (obra maestra de la farándula telenovelesca) o de personajes maniqueistas al tope y galope que como no podían ser menos acababan de la forma más yuppy guay que a uno se le pueda pasar por la cabeza....
Y es que, como han cambiado los tiempos de aquellos culebrones a la época que nos ocupa.