Nueva entrega de “Channel zero”, sin nada en común con “Candle cove” salvo el hecho de tocar una supuesta leyenda urbana moderna propagada por internet.
Los primeros compases son un poco confusos. Este año he tenido la desgracia de sufrir la temporada especial de “Twin Peaks” (ya he escrito crítica aquí poniéndola bien verde), y me estaba temiendo encontrarme una nueva dosis de algo parecido. Por suerte no es así del todo.
Trata sobre un extrañísimo vídeo (que recuerda un poco al de “The ring”, pero aún más surrealista), que pone sobre aviso del sitio donde va a aparecer la “casa sin final”. Supuestamente es una atracción de terror, pero claro, ya sospechamos que va a ser algo más que eso.
El enfoque de terror que se usa aquí no es menos extraño que ese vídeo. No es al uso, sino que se basa en imágenes y sonidos perturbadores. Es el surrealismo de las pesadillas que todos hemos tenido alguna vez, como por ejemplo el tipo enmascarado ese de la segunda habitación (aunque parece poco creíble que todos se queden pasmados viendo lo que hace, en vez de intentar desenmascararlo).
Lo bueno de esto es que nunca sabes por donde te va a salir la serie, es decir, que no es predecible. Y lo malo, que no da miedo (por lo menos a mí no me ha dado casi ninguno). Eso sí, me ha enganchado lo suficiente para gustarme, sobre todo por la forma que tiene de terminar cada episodio. Además, que solo sean seis entregas ayuda a verla rápido, en plan maratón, sin que me haya llegado a cansar a pesar de sus rarezas. Más que a Lynch, al final le veo más parecido con los relatos más paranoicos de Stephen King.
Aunque, eso sí, para mí está claramente peor que la primera entrega, y semejante rayada de “ultracuerpos”, caníbales de recuerdos y esferas blancas, puede no gustarle a mucha gente. Al menos es original. Desde luego esta casa encantada no tiene mucho que ver con lo que hemos visto en el género mil veces.
Le doy el visto bueno, pero sin mucho entusiasmo.