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Voto de Nacho Ambigú García:
7
Drama Se centra en la vida de Molly Bloom, una esquiadora de talla mundial que llegó a ser millonaria antes de los 21 años. Tras perderse los Juegos Olímpicos, Molly se trasladó a vivir a Los Ángeles, donde incluso trabajó de camarera. Gracias a su inteligencia y sus dotes empresariales, la joven acabó ganando millones de dólares organizando partidas póker antes de que el FBI la investigara. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque nunca he visto sus éxitos televisivos El Ala Oeste de la Casa Blanca y The newsroom, tengo en buena estima a Aaron Sorkin por ser el guionista de películas como Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992), Malicia (Harold Becker, 1993), La guerra de Charlie Wilson (Mike Nichols, 2007), Moneyball (Bennett Miller, 2011), Steve Jobs (Danny Boyle, 2015) y La red social (David Fincher, 2010). Su estilo, además, ha dejado visos de eso que se llama crear escuela, y se advierte su influencia en otros títulos muy notables como In the loop (Armando Iannucci, 2009) o El caso Sloane (John Madden, 2016).

Ahora debuta como director con Molly’s game, biografía de una niña que fracasó como futura campeona de esquí para consagrase como la Amancio Ortega del póker, por así decir. La buena noticia, creo yo, es que no hace falta haber jugado al póker, ni conocer sus reglas ni siquiera distinguir los palos de la baraja para entrar en la historia y dejarse llevar, no tanto por una intriga trepidante como por un vagón de la montaña rusa.

Pese a haber pasado a dirigir el cotarro, se nota que Sorkin es sobre todo un escritor. Para empezar, la película consigue un ritmo endiablado sin necesidad de acción: donde otros usan armas de fuego y persecuciones, él tira de frases lapidarias, contrarréplicas y forcejeos dialécticos.
Por otra parte, recurre a un montaje de aroma scorsesiano, a lo Casino o El lobo de Wall Street (obras con las que comparte ciertas semejanzas de tema y de espíritu), incluida la narradora en off de principio a fin.

También es aficionado Sorkin a colar la cita de turno, y es verdad que a veces encaja bien (“Churchill definía el éxito como el acto de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”), y otras chirría una pizca (las referencias mitológicas, los deberes literarios que el abogado interpretado por Idris Elba le encarga a su hija…).

Su mayor debilidad está quizá en la excesiva fidelidad al material original (no olvidemos que se basa en la autobiografía de la propia protagonista), ya que sorprende que esta Molly que es siempre la más hábil, la más inteligente y la más astuta, se marque “un Pantoja” (o un Infanta Cristina) cuando le nombran las conexiones de su negocio con la mafia rusa.

Por lo demás, un entretenimiento recomendable para quien disfrute de los buenos diálogos, con una Jessica Chastain formidable y un metraje que, aunque se suma a la moda actual de desafiar a la vejiga del espectador medio, pasa a toda velocidad sin tiempo apenas de mirar el reloj.
Más información en ambigugarcia.blogspot.com.es/
Nacho Ambigú García
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