Producción hispano-franco-cubana dividida en siete cortos de trama -aparentemente- independiente con el nexo común de desarrollarse la acción en la capital cubana. Cada capítulo está dirigido por una persona diferente, destacando cineastas conocidos como Pablo Trapero, Gaspar Noé, Julio Medem, Laurent Cantet o Benicio Del Toro (2ª vez que se pone tras la cámara tras el primer corto que hizo en 1995). Los otros dos (Elia Suleiman y Juan Carlos Tabío) no tenía el placer de conocerles lo sufiente. Esta mezcla fue lo que me llevó a interesarme por el filme, y por ello verla en pantalla grande (estrenando por mi parte de paso una pequeña sala de cine independiente situada en el centro de Santander). Ante nosotros tenemos una película costumbrista pero pretenciosa, bella por fuera pero horriblemente tediosa por dentro en su parte final (nunca pensé que un fin de semana sería tan agobiante). De hecho tan sólo salvo dos cortos de siete: el primero (el de Benicio del Toro protagonizado por el famoso Josh Hutcherson) y el tercero (el que corresponde a Julio Medem). El resto son pergaminos infumables, en especial el de Gaspar Noé (me lo esperaba por otra parte). Una película que rinde culto a la cultura y al cuerpo cubano pero que se pierde en escenas de dudoso atractivo argumental. Además es imposible evitar tantos tópicos que resulta muy cansina.