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Voto de Condosco Jones:
7
6,1
43.898
Aventuras. Acción
Inglaterra, siglo XIII. Robin Longstride (Russell Crowe), un magnífico arquero que ha luchado en las Cruzadas al servicio del rey Ricardo Corazón de León (Danny Huston), vuelve de Tierra Santa luchando contra los franceses y saqueando poblados. Cuando Ricardo muere alcanzado por una flecha, Robin se traslada a Nottingham para cumplir una promesa que hizo a Sir Robert Loxley (Douglas Hodge) antes de morir: llevar su espada a su padre, ... [+]
14 de mayo de 2010
70 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
El bueno de Ridley Scott vuelve al subgénero que le resucitó con esta revisión del arquero más famoso de mundo: Robin Hood. Dicha resurrección de la que hablo se dio lugar en el año 2000, cuando tocó el cielo (una vez más) con 'Gladiator' y del cual al señor Ridley le sigo estando agradecido de por vida por sellar tal obra maestra, es más, una de mis tres películas favoritas. Cinco años después, siguiendo con el subgénero que nos atañe, probó fortuna con 'Kingdom of Heaven' y sus cruzadas. El tiro le salió ligeramente por la culata. Ahora en 2010, un lustro también después y con su actor fetiche encabezando el reparto, la cosa prometía, aunque fuese sólo para quitarnos esa espinita clavada. Y así fue señoras y señores, el señor Scott no ha vuelto a lo grande como para besarle los zapatos, pero sí por los fueros de una notable película con la que he podido disfrutar de verdad de eso llamado CINE en todo su esplendor.
En esta adaptación del héroe de Nottingham, vemos al personaje de Robin totalmente cambiado física y moralmente respecto a sus anteriores registros. Atrás quedaron la plumita en el sombrero y las mallas verdes de Errol Flynn, aquel simpático zorro que creó Disney en el 73 o aquel arquero guaperas-aventuresco a quien dio vida el famoso Kevin Costner. El carácter también ha cambiado y es que está de moda eso de "oscurecer" remakes, adaptaciones y todo lo que se tercie. Por eso, Rusell Crowe encarna -con gran acierto- a Robin Longstride, un arquero con pocas ganas de broma pero al que no le amarga un buen chiste. Lo que no cambia será su lealtad tanto al rey Ricardo Corazón de León como sus principios de luchar contra la tiranía y las injusticias que someterá el rey Juan Sin Tierra al pueblo inglés.
Cierto es que aunque profese así el título, el señor Crowe no tiene el control absoluto del protagonismo como lo tuvo el general Máximo en su día. Ésta es una historia que se inclina más hacia lo histórico, valga la redundancia, en la que Scott se empeña más en contarnos la evolución de principios de siglo XIII de los reinos de Francia e Inglaterra que de otorgarle galones y medallas a nuestro protagonista. Y hace bien creo yo, porque un empacho de Crowe al fin y al cabo sería algo peligroso. La que tampoco está muy en sintonía es Cate Blanchett, por hablar de la que chupa cartel, quien a pesar de haber interpretado a la reina Isabel I en las dos entregas de 'Elizabeth', está apagada delante de la pantalla.
(continúa)
En esta adaptación del héroe de Nottingham, vemos al personaje de Robin totalmente cambiado física y moralmente respecto a sus anteriores registros. Atrás quedaron la plumita en el sombrero y las mallas verdes de Errol Flynn, aquel simpático zorro que creó Disney en el 73 o aquel arquero guaperas-aventuresco a quien dio vida el famoso Kevin Costner. El carácter también ha cambiado y es que está de moda eso de "oscurecer" remakes, adaptaciones y todo lo que se tercie. Por eso, Rusell Crowe encarna -con gran acierto- a Robin Longstride, un arquero con pocas ganas de broma pero al que no le amarga un buen chiste. Lo que no cambia será su lealtad tanto al rey Ricardo Corazón de León como sus principios de luchar contra la tiranía y las injusticias que someterá el rey Juan Sin Tierra al pueblo inglés.
Cierto es que aunque profese así el título, el señor Crowe no tiene el control absoluto del protagonismo como lo tuvo el general Máximo en su día. Ésta es una historia que se inclina más hacia lo histórico, valga la redundancia, en la que Scott se empeña más en contarnos la evolución de principios de siglo XIII de los reinos de Francia e Inglaterra que de otorgarle galones y medallas a nuestro protagonista. Y hace bien creo yo, porque un empacho de Crowe al fin y al cabo sería algo peligroso. La que tampoco está muy en sintonía es Cate Blanchett, por hablar de la que chupa cartel, quien a pesar de haber interpretado a la reina Isabel I en las dos entregas de 'Elizabeth', está apagada delante de la pantalla.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cabe destacar firmemente la gran labor técnica en toda la película. Las edificaciones medievales son un espectáculo visual que hacen olvidarnos rápidamente de anteriores cartón-piedra vistos en demás películas. El castillo de la conquista con el que abre el filme, la Torre de Londres o mismamente la ciudad de York están retratados con todo lujo de detalles. Más de lo mismo son el vestuario de ambos ejércitos, las armaduras y el exquisito equipamiento de los caballos. Todo esto además se conjuga con las verdes praderas y los frondosos bosques británicos que hacen de la ambientación una joya visual.
También es de agradecer que la cinta se mantuviera seria y entera. No cae en los registros de la risa fácil ni busca a la pareja graciosa de turno para romper el hielo. No voy a negar que de la mano de Kevin Durand y compañía se sonsaquen conversaciones que destilan buen rollo, pero ha habido suerte y la cinta no cae por esos derroteros. Al que sí he echado de menos ha sido a Hans Zimmer, quien ha compuesto para Ridley alguna que otra partitura. La música, compuesta por otro de los fijos del director (Marc Streitenfeld), planea y se deja ver pero no entusiasma.
Y ya para acabar reconocerle a Ridley el mérito de crear una cinta de este calibre. No es una tarea nada fácil y más satisfacer al espectador. Por mi parte queda indultado de toda quema anterior contra él. Ya os digo que no va a ser la película del año, pero sí una de las mejores revisiones sobre este mítico personaje y además un pasatiempo con todas las de la ley. Vayan a verla al cine, no se arrepentirán. Larga vida a Sir Ridley Scott.
También es de agradecer que la cinta se mantuviera seria y entera. No cae en los registros de la risa fácil ni busca a la pareja graciosa de turno para romper el hielo. No voy a negar que de la mano de Kevin Durand y compañía se sonsaquen conversaciones que destilan buen rollo, pero ha habido suerte y la cinta no cae por esos derroteros. Al que sí he echado de menos ha sido a Hans Zimmer, quien ha compuesto para Ridley alguna que otra partitura. La música, compuesta por otro de los fijos del director (Marc Streitenfeld), planea y se deja ver pero no entusiasma.
Y ya para acabar reconocerle a Ridley el mérito de crear una cinta de este calibre. No es una tarea nada fácil y más satisfacer al espectador. Por mi parte queda indultado de toda quema anterior contra él. Ya os digo que no va a ser la película del año, pero sí una de las mejores revisiones sobre este mítico personaje y además un pasatiempo con todas las de la ley. Vayan a verla al cine, no se arrepentirán. Larga vida a Sir Ridley Scott.