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Voto de Condosco Jones:
6
Terror Ésta es una de las primeras versiones sobre el mítico vampiro. Fue realizada por la Universal, productora especializada en el cine de terror. El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente, llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar ... [+]
20 de noviembre de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la novela de vampiros de Bram Stoker publicada en 1987 había sido libremente filmada por F.W. Murnau en 1922 con el título de 'Nosferatu', y el director Tod Browning nos ofreció en el 27 a un falso vampiro en el filme mudo 'La casa del horror', esta temprana cinta sonora rodada a finales de 1930 y estrenada el día de San Valentín de 1931, fue el verdadero inicio del cine de terror como género con carácter propio y también el auténtico inicio del subgénero de los "chupa sangre".

La estrella de este nuevo género tiene nombre propio, y ése es Bela Lugosi, quien ya había representado a este personaje en Broadway y fue contratado para la película tras la prematura muerte del actor Lon Chaney. Puede que la pérdida de éste robara inspiración al trabajo del director en la parte final de la película, ya que Chaney suponía su actor fetiche. Lugosi, con su pelo engominado, sus orejas picudas, su marcado maquillaje oscuro y junto con su chaqué blanco y su amplia capa negra; dio vida de la mejor forma posible a uno de los personajes más carismáticos, a la vez que enigmáticos, de la historia del cine y la literatura.

Prehistórico desde el punto de vista de la técnica cinematográfica, y paralizado por un guión que tiene como principal escenario una sala de estar, el filme de Browning conserva gran parte de su siniestra fascinación gracias a la iluminación, entre otras cosas, mediante estratégicos puntos de luz dirigidos hacia los malvados ojos del vampiro, que no deja de mandar sinuosas amenazas con su marcada entonación húngara.

El inicio del filme es magnífico: una diligencia destartalada nos conduce, junto con el agente inmobiliario Renfield (Dwight Frye), al lúgubre castillo de Lugosi, invadido de telarañas y demás animales. El castillo de Drácula en Transilvania, es la cumbre de la dirección artística con sus altísimas ventanas góticas y sus enormes telarañas, aunque la guarida londinense del conde tampoco se queda atrás con su gran escalera y sus tenebrosas catacumbas. De este modo, Drácula se abre paso entre la oscuridad y despertándose bien pronto en él su sed de sangre -junto con la de sus tres vampiresas- cuando su invitado se corta accidentalmente la yema de un dedo con el cuchillo del pan.

A partir de aquí la historia transcurre con el conde establecido en Londres, no sin antes pasar por una tan peligrosa como decepcionante travesía marítima. En suelo inglés, Lugosi se tranquiliza un poco delante de la cámara. Sin embargo Edward Van Sloan encarna con coraje al famoso cazavampiros Abraham Van Helsing, Helen Chandler deriva puro encanto en su papel de débil heroína semi-vampirizada y Dwight Frye roba la mayoría de las escenas gracias a su personaje, Renfield, quien se transforma en un extravagante devorador de moscas que mantiene una conexión muy sospechosa con el conde. De todas formas, Browning desfallece al final con un débil clímax en el que suceden las cosas con demasiada facilidad y dejándonos con mucha miel en los labios.
Condosco Jones
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