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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
8
Drama Ponyboy es un adolescente huérfano que, al igual que sus hermanos y amigos, pertenece a la banda de "Los Grasientos". Tienen su propio territorio y una banda rival, "Los Dandis". Una noche, después de una pelea, un "dandi" muere acuchillado. Entonces, Ponyboy y su amigo Johnny deciden huir. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2010
41 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las películas que dejan huella, incluso capaces de evocar olores y colores, cosa difícil: el dorado, el cobrizo en la huída de los dos grasientos de ese puto lugar que apesta a gasolina y heredero de las tierras hostiles, negadas por los cineastas que sólo filmaban hasta entonces en pomposos escenarios, abandonando a estos chavales a su suerte, cuando o, se murieron o se polítizaron hasta las trancas (atrás queda la década del cine político por antonomasia, la de los 70).

Coppola, recién entrada la de los 80 decide arriesgar por estos jóvenes y dar de lado las fastuosas ambientaciones, combinando una sucesión de planos y secuencias oscuras, no negras, sí otoñales. El pelo teñido de Poniboy, la cara sucia de Johnny, las puestas de sol, el oscuro bermejo del bar donde se esconde Dallas, la fuente del homicidio, el color de la sangre espesa, el humo tiznando los cuerpos de los grasientos, el color del fango en el que se embarran en una pelea entre bandas rivales estéticamente logradísima.

Coppola montó una película aparentemente sencilla, incluso barata, sin gran innovación en su hilo argumental que, sin embargo se convirtió en obra de culto por alumbrar además a toda una generación de actores que barrieron durante los 80, los 90 y aún hoy.

Salgo en defensa de los “Outsiders” viendo el poco entusiasmo que le prodigáis, sorprendentemente a una película memorable. Porque lo tengo claro. Sabemos que se trata de la historia interminable: la lucha por la supervivencia en un entorno hostil donde matan el tiempo las bandas callejeras. Una historia adaptable a cada nueva generación de jóvenes, por ser jóvenes, por la inercia del choque generacional y por su propio desencuentro en el mundo que les rodea.

Coppola hizo lo que le dio la gana. Acertó en la banda sonora, coló en un cameo a su hija Sofía y sacó adelante a una generación de buenos actores de entre los que sobresalen Matt Dilon y Diane Lane (que repetirían juntos en “La Ley de la calle” también con Coppola), amén del cienciólogo, Tom Cruise. Es de agradecer, eso al menos: Dilon, la salsa en la que todas nos embadurnaríamos, dicho sea de paso y Diane Lane.

Me encanta esta película, su suciedad, su decadencia, su lentitud, su desesperanza. Qué bien supo captar y reflejar todas esas sensaciones Coppola en la pantalla mientras suena esa canción, Stay Gold de Stevie Wonder, sencillamente preciosa.
Valkiria
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