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Voto de Miquel:
9
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Cine negro. Drama. Romance
Toda la historia transcurre en menos de un día, y en sólo tres escenarios: un bar del puerto, una pensión y los muelles de la ciudad de Nueva York. Bill Connolly es fogonero en un barco, y tiene una única noche libre en tierra. Mientras camina por los muelles, una muchacha se arroja al agua. Bill la rescata, y poco a poco ambos se sienten atraídos el uno hacia el otro. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2012
28 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Séptimo largometraje del realizador Josef von Sternberg (1894-1969) (“El ángel azul”, 1930). El guión, del acreditado Jules Furthman, adapta el relato “The Dock Walloper”, de John Monk Saunders. Se rueda en los platós de Paramount Studios (Hollywood, L.A, CA), donde se montan cuatro escenarios: la bodega de un barco, un bar del puerto (el Sandbar), la habitación de una pensión y los muelles de NY. Añade unas pocas tomas exteriores. En 1999 el film es seleccionado para ser preservado por el Nacional Film Registry. Producido por Josef von Sternberg, Jesse L. Lasky y J. G. Bachmann para Paramount Pictures, se estrena el 16-IX-1928 (NYC).
La acción dramática tiene lugar durante unas 15 horas de un día de 1928 en el puerto de NY. Bill Roberts (Bancroft), fogonero de un barco mercante que llega a los muelles de NY, obtiene licencia para permanecer en tierra hasta la mañana del día siguiente. Obtienen un permiso similar su jefe, el tercer oficial Andy (Lewis), y su compañero “Sugar” Steve (Cook). Se relacionan con Mae (Compson) y Lou (Baclanova). Bill es un hombre alto, fuerte, rudo, malhumorado, individualista y violento. Mae es una chica joven, dulce, encantadora y frágil, que carece de recursos para mantenerse, adquirir la ropa que necesita y pagar la habitación que ocupa. Lou es una mujer romántica, frustrada, abandonada por el marido hace tres años y maltratada por la vida. Mae y Lou se dedican a la prostitución. “Sugar” es borrachín, leal y gran amigo de Bill. Andy se siente atraído por Mae, es violento, egoísta y desconsiderado.
El relato desarrolla una historia sencilla y asequible, protagonizada por personajes modestos, maltratados por la vida y mal pagados, que ocupan espacios marginales dentro de la sociedad y viven agitados por el crimen, la mala vida, el paro, la miseria, la explotación y la ausencia de expectativas de mejora. Este universo es el preferido del realizador, que vivió una infancia menesterosa y difícil. Sternberg describe este mundo con comprensión, simpatía y un enorme cariño. Lo muestra bullicioso, ruidoso, abigarrado. Poblado de personas de diferentes edades y distinta condición, lo contempla con benevolencia, dispuesto siempre a la disculpa y la redención. Las imágenes del bar, saturado de gente, humo, música estrepitosa, conversaciones en voz alta y ebriedad, muestran un universo que trata de olvidar su desventura y su desesperanza.
La vida del grupo sirve a Sternberg para extraer del mismo los personajes individuales: una pareja protagonista y varios personajes adicionales que complementan la historia principal. Estos personajes son tratados de un modo enternecedor, que conmueve y cautiva el ánimo del espectador. Desgracia y bondad, explotación e ingenuidad, desesperación y esperanza, son algunas de las combinaciones de opuestos a partir de las que el film crea poesía y motivos de fascinación.
La acción dramática tiene lugar durante unas 15 horas de un día de 1928 en el puerto de NY. Bill Roberts (Bancroft), fogonero de un barco mercante que llega a los muelles de NY, obtiene licencia para permanecer en tierra hasta la mañana del día siguiente. Obtienen un permiso similar su jefe, el tercer oficial Andy (Lewis), y su compañero “Sugar” Steve (Cook). Se relacionan con Mae (Compson) y Lou (Baclanova). Bill es un hombre alto, fuerte, rudo, malhumorado, individualista y violento. Mae es una chica joven, dulce, encantadora y frágil, que carece de recursos para mantenerse, adquirir la ropa que necesita y pagar la habitación que ocupa. Lou es una mujer romántica, frustrada, abandonada por el marido hace tres años y maltratada por la vida. Mae y Lou se dedican a la prostitución. “Sugar” es borrachín, leal y gran amigo de Bill. Andy se siente atraído por Mae, es violento, egoísta y desconsiderado.
El relato desarrolla una historia sencilla y asequible, protagonizada por personajes modestos, maltratados por la vida y mal pagados, que ocupan espacios marginales dentro de la sociedad y viven agitados por el crimen, la mala vida, el paro, la miseria, la explotación y la ausencia de expectativas de mejora. Este universo es el preferido del realizador, que vivió una infancia menesterosa y difícil. Sternberg describe este mundo con comprensión, simpatía y un enorme cariño. Lo muestra bullicioso, ruidoso, abigarrado. Poblado de personas de diferentes edades y distinta condición, lo contempla con benevolencia, dispuesto siempre a la disculpa y la redención. Las imágenes del bar, saturado de gente, humo, música estrepitosa, conversaciones en voz alta y ebriedad, muestran un universo que trata de olvidar su desventura y su desesperanza.
La vida del grupo sirve a Sternberg para extraer del mismo los personajes individuales: una pareja protagonista y varios personajes adicionales que complementan la historia principal. Estos personajes son tratados de un modo enternecedor, que conmueve y cautiva el ánimo del espectador. Desgracia y bondad, explotación e ingenuidad, desesperación y esperanza, son algunas de las combinaciones de opuestos a partir de las que el film crea poesía y motivos de fascinación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
El realizador no es ni un realista ni un expresionista. Su visión del drama humano y de sus personajes es esencialmente naturalista, porque lo que le interesa no es la realidad, sino la transformación de la misma a través de su mirada, su punto de vista y sus objetivos de creación de fascinación, ensueño y lirismo. En esta ocasión, el tratamiento que dispensa a los temas que trata y a los personajes que los animan da lugar a una obra que es una pequeña joya de cine, magnífica por su liviandad, simplicidad y fuerza expresiva.
La fotografía, de Harold Rosson (“El mago de Oz”, Fleming, 1939), presenta un variado y fluido movimiento de cámara, que incluye planos picados y contrapicados, planos superiores e inferiores, travellings de avance y de retroceso, planos generales y planos de detalle, movimientos rápidos y lentos, giros y desplazamientos múltiples, que en su conjunto conforman una sinfonía visual llena de imaginación, variedad, inventiva y frescura visual. El dominio de la imagen que muestra el film alcanza uno de sus momentos culminantes cuando a través de la imagen, el espectador reconoce algunos sonidos concretos e inconfundibles. Por lo demás, las imágenes reflejan una muy cuidada ambientación, con detalles tan sugerentes como los descorchados y las manchas de humedad de la habitación de Mae, las tenues luces de gas, letreros indicadores de más cosas de lo que parece a primera vista, la indumentaria de los personajes, el tinte del cabello de las chicas, el sudor abundante tanto de los fogoneros y de los que bailan en el bar, etc.
Es la penúltima película muda del director y, según algunos críticos, es la mejor de las ocho que componen la primera etapa de su filmografía. Ha sido editada recientemente en DVD. Verla es una delicia.
El realizador no es ni un realista ni un expresionista. Su visión del drama humano y de sus personajes es esencialmente naturalista, porque lo que le interesa no es la realidad, sino la transformación de la misma a través de su mirada, su punto de vista y sus objetivos de creación de fascinación, ensueño y lirismo. En esta ocasión, el tratamiento que dispensa a los temas que trata y a los personajes que los animan da lugar a una obra que es una pequeña joya de cine, magnífica por su liviandad, simplicidad y fuerza expresiva.
La fotografía, de Harold Rosson (“El mago de Oz”, Fleming, 1939), presenta un variado y fluido movimiento de cámara, que incluye planos picados y contrapicados, planos superiores e inferiores, travellings de avance y de retroceso, planos generales y planos de detalle, movimientos rápidos y lentos, giros y desplazamientos múltiples, que en su conjunto conforman una sinfonía visual llena de imaginación, variedad, inventiva y frescura visual. El dominio de la imagen que muestra el film alcanza uno de sus momentos culminantes cuando a través de la imagen, el espectador reconoce algunos sonidos concretos e inconfundibles. Por lo demás, las imágenes reflejan una muy cuidada ambientación, con detalles tan sugerentes como los descorchados y las manchas de humedad de la habitación de Mae, las tenues luces de gas, letreros indicadores de más cosas de lo que parece a primera vista, la indumentaria de los personajes, el tinte del cabello de las chicas, el sudor abundante tanto de los fogoneros y de los que bailan en el bar, etc.
Es la penúltima película muda del director y, según algunos críticos, es la mejor de las ocho que componen la primera etapa de su filmografía. Ha sido editada recientemente en DVD. Verla es una delicia.