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Aventuras
En 1789, en los Mares del Sur, la tripulación del buque británico Bounty decide rebelarse contra el tiránico y cruel capitán Bligh. El motín lo encabeza el primer oficial, que defiende los intereses de la tripulación y abandona al capitán en un bote. (FILMAFFINITY)
20 de agosto de 2008
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film más conocido del realizador Frank Lloyd. Escrito por Talbot Jennings ("La buena tierra"), Jules Furthman ("Río Bravo") y Carey Wilson ("Scaramouche"), adapta los dos primeros volúmenes de la novela "Mutiny On The Bounty" (1932-34), de Charles Nordhfort y James Norman Hall. Se rueda en escenarios naturales de California (Monterrey, San Francisco, San Miguel...), Tahití, Polinesia, Océano Pacífico y en los MGM Studios (Culver City, CA), con un holgado presupuesto de 2 M dólares. Nominado a 8 Oscar, obtiene uno (película). Producido por Irving Talberg (no acreditado), se proyecta en "première" el 8-XI-1935 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en Portsmouth (RU), Tahití, isla Pitcairn (Polinesia) y a bordo de la fragata HMS Bounty, de la Armada británica, entre 1787 y 1792. Con la misión civil de cargar retoños y esquejes de árboles de pan para plantarlos en las colonias británicas de América, la Bounty marcha rumbo a Tahití a las órdenes del severo y sombrío capitán William Bligh (Laughton). El primer oficial es Fletcher Christian (Gable) y el guardiamarina es Roger Byam (Tone). Poco después del inicio del viaje de regreso, parte de la tripulación se amotina.
El film es un clásico de aventuras, del subgénero de aventuras marítimas, y un modelo de referencia de numerosas obras posteriores. Adapta de modo bastante fiel, aunque con licencias, una novela basada en hechos reales. La nave deviene el lugar que simboliza toda la realidad del mundo, la sociedad y la vida humana. La historia exalta el coraje, el honor y el sentido del deber, ensalza la solidaridad y enaltece la amistad y el compañerismo. Enfrenta la tripulación a una situación extrema de aislamiento y de privaciones debida a la vida en alta mar, en la que cualquier incidencia adquiere un relieve singular. Explora las causas, el desarrollo y la resolución de los conflictos humanos, que sitúa en un espacio reducido, pero enmarcado en un horizonte sin límites. Condena la maldad humana, el espíritu de venganza, la corrupción, el trato inhumano, la crueldad, los castigos físicos gratuitos y la lesión de los derechos humanos. Propone como ejemplares los deseos de conocer el mundo, su diversidad física, su grandeza, sus paraísos escondidos y sus gentes.
El inflexible capitán Bligh encarna la figura del mal, como déspota, maníaco, sádico y cruel. No mira a los ojos de los suyos, a los que desprecia y humilla. Impone su autoridad a gritos y a golpes de látigo. Es corrupto y mezquino: se aprovecha de los privilegios del cargo para robar (quesos, cocos...), engañar, mentir y satisfacer rastreros intereses personales. Fletcher Christian encarna la tolerancia, el respeto, el compañerismo, la alteza de miras y los ideales de justicia y libertad. La tensión dramática entre los dos protagonistas permite al film glosar que en este mundo, pese a muchos obstáculos, la justicia, la libertad, la paz y la felicidad son posibles.
La acción dramática tiene lugar en Portsmouth (RU), Tahití, isla Pitcairn (Polinesia) y a bordo de la fragata HMS Bounty, de la Armada británica, entre 1787 y 1792. Con la misión civil de cargar retoños y esquejes de árboles de pan para plantarlos en las colonias británicas de América, la Bounty marcha rumbo a Tahití a las órdenes del severo y sombrío capitán William Bligh (Laughton). El primer oficial es Fletcher Christian (Gable) y el guardiamarina es Roger Byam (Tone). Poco después del inicio del viaje de regreso, parte de la tripulación se amotina.
El film es un clásico de aventuras, del subgénero de aventuras marítimas, y un modelo de referencia de numerosas obras posteriores. Adapta de modo bastante fiel, aunque con licencias, una novela basada en hechos reales. La nave deviene el lugar que simboliza toda la realidad del mundo, la sociedad y la vida humana. La historia exalta el coraje, el honor y el sentido del deber, ensalza la solidaridad y enaltece la amistad y el compañerismo. Enfrenta la tripulación a una situación extrema de aislamiento y de privaciones debida a la vida en alta mar, en la que cualquier incidencia adquiere un relieve singular. Explora las causas, el desarrollo y la resolución de los conflictos humanos, que sitúa en un espacio reducido, pero enmarcado en un horizonte sin límites. Condena la maldad humana, el espíritu de venganza, la corrupción, el trato inhumano, la crueldad, los castigos físicos gratuitos y la lesión de los derechos humanos. Propone como ejemplares los deseos de conocer el mundo, su diversidad física, su grandeza, sus paraísos escondidos y sus gentes.
El inflexible capitán Bligh encarna la figura del mal, como déspota, maníaco, sádico y cruel. No mira a los ojos de los suyos, a los que desprecia y humilla. Impone su autoridad a gritos y a golpes de látigo. Es corrupto y mezquino: se aprovecha de los privilegios del cargo para robar (quesos, cocos...), engañar, mentir y satisfacer rastreros intereses personales. Fletcher Christian encarna la tolerancia, el respeto, el compañerismo, la alteza de miras y los ideales de justicia y libertad. La tensión dramática entre los dos protagonistas permite al film glosar que en este mundo, pese a muchos obstáculos, la justicia, la libertad, la paz y la felicidad son posibles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La dirección es sobria, austera y clasicista. El ritmo de la acción es intenso y fluido. La tensión entre el capitán y parte de la tripulación presenta una progresión y una fuerza magníficas. La interpretación de Laughton es memorable. Gracias a él, el capitán Bligh es un canalla fascinante e inolvidable. El metraje está salpicado de acertados puntos de humor, que pivotan mayoritariamente sobre dos personajes: el cocinero Smith (Mundin) y el médico borrachín Bacchus (Digges).
La música, de Herbert Stothart ("El mago de Oz", 1939), aporta una partitura breve de temas dramáticos, líricos y románticos, que dan profundidad a los sentimientos y al clima permanente de tensión entre el bien y el mal. Acompaña las tormentas de melodías que subrayan la presencia y la fiereza de las fuerzas del mal. Añade fragmentos de canciones que forman parte de la vasta tradición inglesa de música coral popular. La fotografía, de Arthur Edeson, ofrece primeros planos de Laughton y Gable (sin bigote), de gran frescura y emotividad, que se enmarcan en una narración visual dinámica y vibrante. El montaje es hábil y eficaz.
La música, de Herbert Stothart ("El mago de Oz", 1939), aporta una partitura breve de temas dramáticos, líricos y románticos, que dan profundidad a los sentimientos y al clima permanente de tensión entre el bien y el mal. Acompaña las tormentas de melodías que subrayan la presencia y la fiereza de las fuerzas del mal. Añade fragmentos de canciones que forman parte de la vasta tradición inglesa de música coral popular. La fotografía, de Arthur Edeson, ofrece primeros planos de Laughton y Gable (sin bigote), de gran frescura y emotividad, que se enmarcan en una narración visual dinámica y vibrante. El montaje es hábil y eficaz.