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Voto de Miquel:
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Drama
Nelly y Paul son una pareja feliz. Mientras él dirige el bonito hotel que acaba de comprar en el campo, a orillas de un lago, ella cuida del hijo de ambos. Pero, como Nelly es muy guapa y atrae a todos los clientes del hotel, Paul, dominado por unos celos incontrolados y obsesivos, llega a creer que su mujer se acuesta con todo el mundo. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2011
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller psicológico realizado por Claude Chabrol (1930-2010), según guión que elabora a partir del que escribió (1964) Henri-Georges Clouzot (1964), con diálogos adicionales de José-André Lacourt. Se rueda en las localidades francesas de Revel (Mediodía-Pirineos), Castelnaudary (Languedoc-Rosselló) y Saint Ferréol (Langedoc-Rosselló) y en los platós de los Estudios Billancourt. Producido por Marin Karmitz para MK2 Productions y France 3, se estrena el 16-II-1994. La acción dramática principal tiene lugar en el Hostal del Lago, situado en una zona boscosa próxima a un gran lago artificial (Lac du Saint Ferréol) que se usa para el baño, la navegación a vela y la práctica de deportes acuáticos.
Los protagonistas son Paul Prieur (Cluzet), que ha adquirido recientemente la propiedad del hotel gracias a lo que heredó de su madre, sus ahorros y un préstamo bancario. Lleva trabajando en el establecimiento 15 años, conoce el oficio, el negocio va bien y se casa con la muchacha más guapa de la comarca. Nelly (Béart), de unos 20 años y de espíritu libre, es cariñosa, trabajadora, simpática, lista y atractiva. Está enamorada del marido y cuida bien al hijo, Vincent, de unos 18 meses. El médico del lugar es el doctor Arnoux (Wilms), Martineau (Lavoine) es el hijo del dueño del taller mecánico y Marilyn (Cardone) es la mejor amiga de Nelly.
Chabrol compra (1992) a la viuda de Clouzot el guión que éste había escrito para la película “El infierno”, que comenzó a rodar en 1964, pero que tuvo que interrumpir a causa de un ataque al corazón. A partir de este escrito, Chabrol elabora un nuevo guión con nuevos diálogos. La película resultante forma parte del conjunto de sus trabajos más apreciados. Describe con precisión las etapas sucesivas que llevan a un joven matrimonio a caer en una situación de tensión y conflicto que convierte la convivencia de la pareja en un infierno. El análisis que establece explica los hechos con coherencia y verosimilitud. La exploración que desarrolla de la mente humana y de las reacciones de los dos miembros de la pareja es brillante y convincente. Disecciona cada uno de los pasos del proceso con fluidez y detalle. Enumera las causas, las estudia y las explica. Habla de dudas, desconfianza, celos, violencia verbal, emocional y física. La obra construye una atmósfera de tensión y angustia, que transporta al espectador a un mundo opresivo y claustrofóbico, de excelente factura y notable belleza.
La fuerza de las situaciones se ve incrementada poderosamente mediante el uso que se hace de la ambigüedad, la elipsis y la indefinición. Aspectos importantes del relato no se explican o se explican de modo insuficiente, de modo que el ánimo del espectador se ve inundado de interrogantes y dudas, que amplían la intriga y ahondan los sentimientos de desorientación, temor y peligro. Las interpretaciones son convincentes, especialmente la de Emmanuelle Béart, que trabaja con naturalidad y luce encanto personal.
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Los protagonistas son Paul Prieur (Cluzet), que ha adquirido recientemente la propiedad del hotel gracias a lo que heredó de su madre, sus ahorros y un préstamo bancario. Lleva trabajando en el establecimiento 15 años, conoce el oficio, el negocio va bien y se casa con la muchacha más guapa de la comarca. Nelly (Béart), de unos 20 años y de espíritu libre, es cariñosa, trabajadora, simpática, lista y atractiva. Está enamorada del marido y cuida bien al hijo, Vincent, de unos 18 meses. El médico del lugar es el doctor Arnoux (Wilms), Martineau (Lavoine) es el hijo del dueño del taller mecánico y Marilyn (Cardone) es la mejor amiga de Nelly.
Chabrol compra (1992) a la viuda de Clouzot el guión que éste había escrito para la película “El infierno”, que comenzó a rodar en 1964, pero que tuvo que interrumpir a causa de un ataque al corazón. A partir de este escrito, Chabrol elabora un nuevo guión con nuevos diálogos. La película resultante forma parte del conjunto de sus trabajos más apreciados. Describe con precisión las etapas sucesivas que llevan a un joven matrimonio a caer en una situación de tensión y conflicto que convierte la convivencia de la pareja en un infierno. El análisis que establece explica los hechos con coherencia y verosimilitud. La exploración que desarrolla de la mente humana y de las reacciones de los dos miembros de la pareja es brillante y convincente. Disecciona cada uno de los pasos del proceso con fluidez y detalle. Enumera las causas, las estudia y las explica. Habla de dudas, desconfianza, celos, violencia verbal, emocional y física. La obra construye una atmósfera de tensión y angustia, que transporta al espectador a un mundo opresivo y claustrofóbico, de excelente factura y notable belleza.
La fuerza de las situaciones se ve incrementada poderosamente mediante el uso que se hace de la ambigüedad, la elipsis y la indefinición. Aspectos importantes del relato no se explican o se explican de modo insuficiente, de modo que el ánimo del espectador se ve inundado de interrogantes y dudas, que amplían la intriga y ahondan los sentimientos de desorientación, temor y peligro. Las interpretaciones son convincentes, especialmente la de Emmanuelle Béart, que trabaja con naturalidad y luce encanto personal.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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La banda sonora, original de Matthieu Chabrol, suma cortes de intenso dramatismo y de creciente intriga. La Orquesta Nacional Francesa interpreta los pasajes orquestales, combinando intervenciones de clarinete, cuerdas, piano y percusión. Son destacables los cortes descriptivos titulados “Lluvia”, “Celos”, “Calma” y “Nelly”. La música añadida aporta tres composiciones principales: un fragmento de Antonin Dvorak, la canción “L’enfern de mes mites”, de Bill Baxter, y el vals “Los colores del tiempo”, composición de Guy Béart, padre de la protagonista. De esta composición se ofrece una festiva versión al acordeón en la escena del banquete y baile de boda.
La fotografía, de Bernard Zitzerman, se apoya en una cámara dinámica e inquieta que ofrece travellings emocionantes y movimientos que trasmiten sensaciones de ligereza y ritmo. Presta atención a detalles (mercado de Revel), compone reflejos en espejos, contraluces e imágenes desdobladas que crean sensaciones perturbadoras. Se sirve de símbolos y alegorías, como la escena del viento, la de la lluvia y la de la tormenta. Es irritante el ruido de los aviones militares y deportivos (arrastre de un planeador), que sobrevuelan de paso el entorno del hotel mostrando la fragilidad de la paz y la tranquilidad del lugar. Curiosamente, en una ocasión el ruido de los aviones se transforma en el de una colonia de abejas amenazantes y en otra toma la forma de la imitación que hace de él Vincent, que provoca así una reacción airada del padre. Añade toques de humor a cargo del matrimonio Vernon, del Sr. Duhamel y otros. Los colores predominantes son el negro y el rojo, salvo en las escenas exteriores de calma en las que predominan los colores fríos (verdes y azules). La obra recuerda la tragedia “Otelo”, de Shakespeare, en la que se inspira, y la película “Él”, de Buñuel.
La banda sonora, original de Matthieu Chabrol, suma cortes de intenso dramatismo y de creciente intriga. La Orquesta Nacional Francesa interpreta los pasajes orquestales, combinando intervenciones de clarinete, cuerdas, piano y percusión. Son destacables los cortes descriptivos titulados “Lluvia”, “Celos”, “Calma” y “Nelly”. La música añadida aporta tres composiciones principales: un fragmento de Antonin Dvorak, la canción “L’enfern de mes mites”, de Bill Baxter, y el vals “Los colores del tiempo”, composición de Guy Béart, padre de la protagonista. De esta composición se ofrece una festiva versión al acordeón en la escena del banquete y baile de boda.
La fotografía, de Bernard Zitzerman, se apoya en una cámara dinámica e inquieta que ofrece travellings emocionantes y movimientos que trasmiten sensaciones de ligereza y ritmo. Presta atención a detalles (mercado de Revel), compone reflejos en espejos, contraluces e imágenes desdobladas que crean sensaciones perturbadoras. Se sirve de símbolos y alegorías, como la escena del viento, la de la lluvia y la de la tormenta. Es irritante el ruido de los aviones militares y deportivos (arrastre de un planeador), que sobrevuelan de paso el entorno del hotel mostrando la fragilidad de la paz y la tranquilidad del lugar. Curiosamente, en una ocasión el ruido de los aviones se transforma en el de una colonia de abejas amenazantes y en otra toma la forma de la imitación que hace de él Vincent, que provoca así una reacción airada del padre. Añade toques de humor a cargo del matrimonio Vernon, del Sr. Duhamel y otros. Los colores predominantes son el negro y el rojo, salvo en las escenas exteriores de calma en las que predominan los colores fríos (verdes y azules). La obra recuerda la tragedia “Otelo”, de Shakespeare, en la que se inspira, y la película “Él”, de Buñuel.