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Voto de Miquel:
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Cine negro
Bob es un viejo gánster y un jugador empedernido que está casi a punto de arruinarse. Entonces, a pesar de las advertencias de sus amigos, decide atracar el casino de Dauville. Todo está planeado a la perfección, pero la policía está informada del atraco. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2009
57 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer film de gángsters del realizador Jean Pierre Melville (1917-73) y cuarto de su filmografía. El guión es original de J. P. Melville, que lo escribe con la colaboración de Auguste Le Breton, coguionista de “Rififi” (Dassin, 1955). Se rueda en escenarios reales de Paris y en los Studios Jenner (Paris), propiedad del realizador, con un presupuesto modesto. Producido por Jean-Pierre Melville para L’Organisation Générale Cinématografique, Play Art y Production Cyme, se estrena el 24-VIII-1956 (Paris).
La acción dramática tiene lugar en Paris en 1955. Robert Montaigné (Duchesne), más conocido por su apodo “Bob, le flambeur”, tiene unos 45 años, vive en Montmartre (el salón de su casa domina una perspectiva presidida por la fachada principal de la Basílica del Sacré Coeur), peina cabellos blancos, viste con sobria elegancia y es tratado con reconocimiento y respeto por todos los que le conocen. Otros personajes principales son la chica menor de edad Anne (Corey), el proxeneta Marc (Buhr), Paolo (Cauchy) el amante de Anne e Yvonne (Paris), propietaria de un bar de noche. Bob, tras unos años de prisión por delitos contra la propiedad, lleva 20 años apartado de la delincuencia. Cuenta con la amistad del comisario Ledru (Decomble), al que salvó la vida en el pasado. Soltero y sin familia, es adicto a los juegos de azar. Es tranquilo, educado y afectuoso. Una larga mala racha en el juego le ha llevado a una situación económica precaria de la que quiere salir con el producto de un gran atraco al Casino de Deuville (Baja Normandía).
El film suma crimen y drama. Admirador del cine americano, sobre todo del cine negro clásico, Melville inicia en 1956 la realización de una serie de films de gángsters y crímenes que le dan a conocer a nivel internacional y le consagran como un realizador de prestigio.
La narración es sencilla, elegante y precisa. Se sirve en gran medida de la visualidad, acompañada de unos diálogos breves y concisos. Las intervenciones del narrador son escuetas. Compensa el ahorro de palabras con una aportación generosa de elipsis y sobrentendidos. Prácticamente toda la información que el espectador reúne sobre Bob, la obtiene de lo que oye que dicen las personas que le rodean y de ver cómo le tratan. También proceden de las numerosas indicaciones y sugerencias visuales que contiene el film. El relato se presenta depurado hasta la estilización y la esencialidad. Esta característica le confiere un aire trascendente, que eleva el nivel de su interés.
La imagen tiende a predominar sobre la palabra. Como ejemplo del hecho cabe citar la escena en la que el especialista en cerraduras de cajas fuertes (René Salgue) ensaya la tarea que tiene asignada en el plan de una acción conjunta. Mientras el amo trabaja, el pastor alemán que le acompaña refleja, a través de su gestualidad, el avance y el éxito del experimento.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Paris en 1955. Robert Montaigné (Duchesne), más conocido por su apodo “Bob, le flambeur”, tiene unos 45 años, vive en Montmartre (el salón de su casa domina una perspectiva presidida por la fachada principal de la Basílica del Sacré Coeur), peina cabellos blancos, viste con sobria elegancia y es tratado con reconocimiento y respeto por todos los que le conocen. Otros personajes principales son la chica menor de edad Anne (Corey), el proxeneta Marc (Buhr), Paolo (Cauchy) el amante de Anne e Yvonne (Paris), propietaria de un bar de noche. Bob, tras unos años de prisión por delitos contra la propiedad, lleva 20 años apartado de la delincuencia. Cuenta con la amistad del comisario Ledru (Decomble), al que salvó la vida en el pasado. Soltero y sin familia, es adicto a los juegos de azar. Es tranquilo, educado y afectuoso. Una larga mala racha en el juego le ha llevado a una situación económica precaria de la que quiere salir con el producto de un gran atraco al Casino de Deuville (Baja Normandía).
El film suma crimen y drama. Admirador del cine americano, sobre todo del cine negro clásico, Melville inicia en 1956 la realización de una serie de films de gángsters y crímenes que le dan a conocer a nivel internacional y le consagran como un realizador de prestigio.
La narración es sencilla, elegante y precisa. Se sirve en gran medida de la visualidad, acompañada de unos diálogos breves y concisos. Las intervenciones del narrador son escuetas. Compensa el ahorro de palabras con una aportación generosa de elipsis y sobrentendidos. Prácticamente toda la información que el espectador reúne sobre Bob, la obtiene de lo que oye que dicen las personas que le rodean y de ver cómo le tratan. También proceden de las numerosas indicaciones y sugerencias visuales que contiene el film. El relato se presenta depurado hasta la estilización y la esencialidad. Esta característica le confiere un aire trascendente, que eleva el nivel de su interés.
La imagen tiende a predominar sobre la palabra. Como ejemplo del hecho cabe citar la escena en la que el especialista en cerraduras de cajas fuertes (René Salgue) ensaya la tarea que tiene asignada en el plan de una acción conjunta. Mientras el amo trabaja, el pastor alemán que le acompaña refleja, a través de su gestualidad, el avance y el éxito del experimento.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La entrega a Yvonne que hace Bob de un juego de llaves de su casa con el ruego de que lo pase a Anne explica las expectativas que Bob tiene y las previsiones que establece sobre la continuidad del romance que mantienen Anne (Corey) y Paolo (Cauchy). Refleja, a la vez, el grado de incertidumbre que Bob tiene sobre la posibilidad de éxito de la operación. Para indicar el grado de apego al juego que tiene Bob, la película muestra el largo periplo de paradas que éste hace cada día en su camino de regreso a casa.
La obra contiene los códigos propios del cine negro clásico: partidas de póquer, traiciones, chantajes, mujer fatal, ambientes nocturnos, espacios cerrados y claustrofóbicos, la figura del narrador, triángulo amoroso, confidentes, delatores, contratiempos, venganzas, escenas de tiroteos cruzados, etc. Destaca el peso y la importancia que en la obra tiene la fatalidad. Melville muestra preferencia por los personajes automarginados que se sitúan fuera de la ley. La preferencia por este tipo de personajes tiene continuidad en algunos de sus films posteriores.
Por su forma de hacer cine sin artificios y su gusto por los escenarios reales y directos, Melville es considerado por algunos como un precursor de la “nouvelle vague”. La película muestra la admiración y el afecto que Melville siente por Paris y, de modo especial, por el barrio de Montmartre. Dedica un cálido y sentido homenaje al cine negro americano clásico. Presenta una interesante descripción de los bajos fondos del París de la época.
La música, de Eddie Barclay y Jo Boyer, ofrece una partitura de resonancias jazzísticas, con melodías variadas, rítmicas y apasionadas. La fotografía, de Henri Decae (“A pleno sol”, Clément, 1960), en B/N, de inspiración realista, ofrece composiciones de los ambientes parisinos de la noche y del amanecer y del paisaje urbano. Construye planos largos, espacios opresivos y claustrofóbicos y se complace en descripciones de escenas de la vida diaria de la ciudad (limpieza de calles, rótulos luminosos que se apagan, el pálpito de la vida diaria, etc.). Dedica un guiño de simpatía a la cantante francesa Juliette Gréco.
Película gratísima de ver. Film de culto.
La obra contiene los códigos propios del cine negro clásico: partidas de póquer, traiciones, chantajes, mujer fatal, ambientes nocturnos, espacios cerrados y claustrofóbicos, la figura del narrador, triángulo amoroso, confidentes, delatores, contratiempos, venganzas, escenas de tiroteos cruzados, etc. Destaca el peso y la importancia que en la obra tiene la fatalidad. Melville muestra preferencia por los personajes automarginados que se sitúan fuera de la ley. La preferencia por este tipo de personajes tiene continuidad en algunos de sus films posteriores.
Por su forma de hacer cine sin artificios y su gusto por los escenarios reales y directos, Melville es considerado por algunos como un precursor de la “nouvelle vague”. La película muestra la admiración y el afecto que Melville siente por Paris y, de modo especial, por el barrio de Montmartre. Dedica un cálido y sentido homenaje al cine negro americano clásico. Presenta una interesante descripción de los bajos fondos del París de la época.
La música, de Eddie Barclay y Jo Boyer, ofrece una partitura de resonancias jazzísticas, con melodías variadas, rítmicas y apasionadas. La fotografía, de Henri Decae (“A pleno sol”, Clément, 1960), en B/N, de inspiración realista, ofrece composiciones de los ambientes parisinos de la noche y del amanecer y del paisaje urbano. Construye planos largos, espacios opresivos y claustrofóbicos y se complace en descripciones de escenas de la vida diaria de la ciudad (limpieza de calles, rótulos luminosos que se apagan, el pálpito de la vida diaria, etc.). Dedica un guiño de simpatía a la cantante francesa Juliette Gréco.
Película gratísima de ver. Film de culto.