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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Cine negro Un delincuente de poca monta (Henry Fonda), condenado ya tres veces, es acusado de un asesinato que no ha cometido. Aunque consigue escapar de la cárcel, la fatalidad le impide seguir el camino recto, a pesar de contar con el apoyo de una mujer que le ama. (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2005
62 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película americana de Lang, rodada en Hollywood. Fue producida por Walter Wanger, productor independiente ("La diligencia").

La acción tiene lugar en una gran ciudad norteamericana y alrededores en 1936. Narra la historia de Eddie Taylor (Henry Fonda), condenado tres veces por robo, y de su novia Joan Graham (Sylvia Sidney), que trabaja como secretaria del Defensor del pueblo y desde hace 3 años espera la libertad de Eddie para contraer matrimonio con él, convencida de sus buenos sentimientos. Lang construye un drama psicológico que contiene una ácida crítica social. La sociedad en la que se mueve Eddie no confía en él, no cree en la posibilidad de su reinserción, lo estigmatiza, lo excluye del trabajo y le expulsa en plena noche de una pensión en la se había alojado con su mujer. Acusado de un crimen que no ha cometido, es arrestado, juzgado y condenado a muerte por indicios (su sombrero) situados en el lugar del crimen por su antiguo compañero de celda. Lang habla, además, de la imposibilidad de la redención. Pese a los buenos propósitos de Eddie y de su matrimonio con Joan, una muchacha inocente, trabajadora y honesta, el destino le cierra los caminos de la integración. Un tercer tema que aborda Lang es el de la fatalidad que se cierne sobre la vida de personas inocentes, las conduce al fracaso y a la destrucción. Otro tema central de la película es el amor sincero, generoso, incondicional y profundo que une a la pareja, a pesar de la mala suerte, la acumulación de contrariedades y las dificultades que han de afrontar. Lang describe este amor con convicción, ternura y lirismo. La película narra, en suma, una historia de amor que deviene imposible a causa de la fatalidad y de una sociedad cegada por los prejuicios, egoista e injusta.

La música acompaña la acción acentuando los elementos trágicos y exaltando los momentos líricos. La fotografía desarrolla una narración visual brillante y conmovedora. En torno a los protagonistas crea un clima de opresión y ahogo, mediante la dosificación de la luz, la potenciación del claroscuro, la proyección de sombras claustrofóbicas y el encuadre desde abajo del muro de cierre y la caseta de vigilancia del recinto carcelario. El guión contiene expresiones conmovedoras ("Tenemos derecho a ser felices", en boca de Joan), una definición ajustada de los dos protagonistas y un giro gradual de Joan desde su optimismo inicial hasta la profunda tristeza que la embarga hacia el final. La interpretación de Fonda es excelente y la de Sidney sobresale por la fragilidad y el candor que la actriz trasmite al personaje. La dirección construye un melodrama de profundas resonancias trágicas.

Película de cine negro que, en muchos aspectos, anticipa las características del género de sus años de esplendor en los 40. Una obra clásica, que se sitúa entre las más logradas del autor.
Miquel
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