Dentro de cualquier desierto, siempre se encuentra aunque sea muy escondido un oasis. Una sociedad egoísta, donde no existe ningún detalle de cariño hacia los dos protagonistas, que son marginados. Ella encerrada en un pisito y él despreciado por su familia. Viven en un desierto de sentimientos. Al encontrarse juntos, no sin antes pasar una tormenta de arena, encontraran el oasis. El amor convertido en un paraíso.

La historia de amor centra toda la película, aun así tarda en empezar. El director quiere que se conozca las vidas de los dos protagonistas, dando tiempo al día a día de cada uno. El chico es el tonto del pueblo que todos conocemos, al mas puro estilo neorrealista italiano, la cámara sigue al joven buscando a su familia, trabajando... La falta de cariño entre los hermanos hacia el es latente desde el primer momento que aparece uno de ellos a recogerlo en comisaria. Ella, una discapacitada, vive sola en un piso, con la única diversión de un espejo con la que juega con el reflejo, imaginándose que son pájaros, mariposas. Unica manera de evadir una realidad. De mientras su hermano vive en un piso subvencionado para discapacitados. Un retrato negativo de las dos familias. Egoístas, aprovechados, injustos...

En la fantasía es donde consigue transmitir de verdad el amor. Se desmarca del realismo pero sin abandonarlo. No es “Milagro en Milán” donde los marginados consiguen escapar hacia el cielo. La realidad les golpeara cuando menos se lo esperen y deberán de afrontar sus sentimientos a pesar de los obstáculos. El general hará magia para proteger a su Princesa. Una de las escenas mas bonitas es cuando ella llama a él, porque tiene miedo de la sombra de un árbol, que se proyecta en la pared de su cuarto. Él hará un abracadabra y ella se sentirá tan segura que vera como desaparece. Dos personas que se necesitan para poder sobrevivir, un cariño que se les ha negado durante años. Con unas interpretaciones en su justa medida, con el peligro de quedar ridículas, consiguen todo lo contrario. So-ri Moon gano el premio Marcello Mastroianni y que tranquilamente podía haber sido ex-aequo con su compañero de Kyung-gu Sol.

Chang-dong Lee sabe dar su justa medida a la historia para no convertirse en el lloro facil sabiendo llegar al corazón a cualquier espectador, sin usar trucos. Eso no quita que peque en algún momento con el guión. Pequeñas manchas para una película que no ensucian los grandes logros, gracias sobretodo a la sencillez con la que relata esta complicada historia de amor.