Bueno, bueno, bueno, je, je, mi momento de hacer pública mi opinión sobre mi preferida de Almodóvar...

Por extraño que parezca, me llevó dos o tres visionados de esta película el apreciarla tanto como lo hago ahora... Fue hace algunos años, cuando hablando sobre esta película con un amigo, me comentó que no la entendía mucho porque la protagonista «está un poco loca». Entonces, algo me dijo en mi interior que tenía que volver a verla.

¿Está loca Leocadia? Definitivamente, no. Leocadia sólo quiere vivir con su ingrato, previsible y común marido una historia de amor como las que Amanda Gris escribe. A Leocadia se le ha devorado su propia creación literaria y un mundo en el que una mala racha es suficiente para estigmatizarnos, un mundo que echa vinagre en las heridas de un corazón destrozado.

Está claro que quien no haya sido rechazado por alguien a quien ama profundamente, nunca logrará entender a Leocadia. Nunca podrá valorar lo largo que puede llegar a ser un pasillo cuando quien está llamando a la puerta es la persona amada, nunca sabrá lo interminables que pueden llegar a ser los minutos cuando se espera la llamada de la que depende nuestro humor del día, nunca sabrá cuánto se necesita en ése momento a una madre que, aunque no entienda nada, te demuestre que ella sí que te sigue queriendo.

Una película de sentimiento más que de acción, pero con la esencia del dolor, la melancolía, la desesperación y la locura perfectamente captadas.

Bravo, Pedro.