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España España · santiago de compostela
Voto de berenice:
8
Comedia. Drama. Bélico La historia de dos décadas cruciales en Italia, a través de la vida de un hombre y sus experiencias durante los años comprendidos entre 1944 y 1961. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2013
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si exceptuamos un final imposible y demasiado sentimental, aquí tenemos otra maravillosa película de Dino Risi, el cineasta que mejor manejó el sabor agridulce. Plena de vida, de escenas de composición apabullante; plena del ruido y la furia de la vida pública italiana de los decenios posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que componen no un magnífico telón de fondo, (en el sentido de algo decorativo, pero vacuo), sino una verdadera enredadera que va indisolublemente tejida a las voluntades de los protagonistas; ruido, furia y plena vida sobre los que se desarrolla una de las historias de desamor más notable e injustamente olvidada del cine amargo de parejas. Los extras, con Risi, nunca lo parecen: la calle es real, la gente es de verdad y, milagro, no miran a la cámara. Abundan, (repito, abundan!!), las escenas inolvidables, empezando por esa cena aristocrática en el advenimiento de la República; o el entierro en el pueblo, con la banda de música. Abundan apuntes ácidos de inteligente valor cinematográfico, aunque en ocasiones se exhiban con excesivo regodeo y bajones de ritmo, como en casi todos los momentos en que el protagonista ha descendido al infierno. Son oportunos los retornos románticos y sentimentales con los que los italianos, desde siempre, (y más si tienen talento), nos han hecho llorar, y aquí no es la excepción... En fin, desde el punto de vista "pareja italiana" la película es magistral, con una Lea Massari maravillosa, para enamorarse y un Alberto Sordi bufonescamente sobreactuado, a veces sin ningún tipo de mesura, pero competente. Por otra parte, despiadada crítica a un sistema social corrupto y un modo de hacer las cosas que ya apuntaba maneras y que nos ha conducido, algunos lustros después, al aniquilamiento del individuo en nombre de lo peor de un sistema capitalista podrido. Risi, terrible, nos deja una sonrisa, pero ni él se cree su final, y el sabor general para nuestro hombre será amargo, de fracaso, de derrota y, peor aún, de claudicación. Cuando llega ese momento, con la nueva Massari del abrigo de visón, la película se convierte en pura tristeza, y sólo echo de menos que Risi no haya medido el tempo cinematográfico de algunas escenas que se alargan en demasía. ¡Dios! ¿Dónde están los dinos risis de ahora? ¿Qué cojones han hecho del cine los imbéciles de los efectos digitales?
berenice
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