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Voto de borja murel:
8
Drama. Terror Suecia, mediados del siglo XIX. Dentro de un vehículo sumergido en la niebla, viaja una compañía de artistas ambulantes, cuyo jefe es el doctor Vogler, mago e hipnotizador que va acompañado de una anciana bruja, experta en pócimas de amor, y de su mujer y ayudante. Al pasar por una ciudad se convierten en el blanco de las burlas y humillaciones de un comité encabezado por el cínico doctor Vergerus, un médico que le pide a Vogler una representación. (FILMAFFINITY) [+]
9 de mayo de 2012
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película quede muy decepcionado. (Por cierto el mismo día que "En el Umbral de la Vida", que me encantó).

“El Rostro” era la película de Bergman que más ganas tenía de ver: por su magnífico casting, por ser una de las favoritas de Woody Allen, por todo lo que había leído aquí, por Von Sydow con ese look tipo Ming en "Flash Gordon", por Ingrid Thulin guapísima haciéndose pasar por chico, por la siempre sugerente Bibi Andersson, por mi amado Gunnar Bjornstrand, por el ambiente de película de la Hammer; pensaba que lo tenía todo... y al ponerme a verla comenzó el desconcierto. No tenía muy claro si estaba asistiendo a una película de suspense o a una comedia teatral (lo que no me permitía disfrutar ni de los gags ni de la intriga) y luego tuve la decepción de que al final todo era un engaño, una comedieta disfrazada de otros géneros.

Jugar en dos campos temáticos tan opuestos a la vez es peligroso, porque puede pasar que no hagas ni gracia, ni crees suspense (aunque Polanski lo hizo de maravilla en “El Baile de los Vampiros”), o que engañes al espectador (como aquí ocurre) y al final se sienta defraudado precisamente por ese engaño, como me pasó a mí. Una revisión de la película (en su versión original) mejoró bastante mi impresión.

Ahora soy consciente de que “El Rostro” es una gran tomadura de pelo de Bergman. Una comedia teatral de misterio a través de la cual intenta demostrar al espectador que a veces “los sueños y la magia pueden triunfar sobre la ciencia y el intelecto”. No en vano, Bergman comentó que esta película era “una broma acerca de la constante lucha que tenían algunos críticos de la época con su cine”. La realidad contra la fábrica de los sueños, en la que él mismo es Vogler, Harry Schein (crítico de la época y marido de Ingrid Thulin) es el científico incrédulo, e Ingrid Thulin es Ingrid Thulin, siempre defendiendo la obra de su maestro Bergman frente a las críticas de Schein. Vista así, la película toma otra dimensión y gana muchos enteros.

Como mayor pega, pienso que (aunque “El Rostro” está muy bien ambientada y muy bien interpretada, con diálogos ingeniosos y ácidos) el humor y el suspense se resienten de estar raramente dosificados a lo largo del metraje. Bergman comentó que el guión original contaba con bastantes más gags cómicos de los que luego terminaron en el montaje final. Y es que, en otras de sus películas, como “El Séptimo Sello”, el humor y la metafísica se encuentran bastante más equilibrados. En “El Rostro”, la dosificación es más rara, quizás debido a que el tono sombrío de las escenas de suspense que envuelven a Max Von Sydow (con su sobrecogedora mirada) chonca brutalmente con el tono cómico de las escenas de vaudeville de las bodegas, por poner un ejemplo, haciendo dudar al espectador constantemente de a qué tipo de filme se está enfrentando.

En definitiva, una gran farsa, impecablemente realizada y muy entretenida, que mejora con cada revisión.
borja murel
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