Telefilm realizado en la campiña inglesa, muy pobretón, en el que el cura de un colegio de internos sufre un acoso psicológico por parte del alumnado. La fotografía y el ambiente inspiran la idea de que va a aparecer de un momento a otro por una esquina Kenneth Moore, con su hábito de cura y el maletín negro del equipo completo de investigación criminal.

Las escenas de confesiones se repiten una y otra vez y aunque reconozcamos cierto interés, pronto nos damos cuenta que el cura lo que tiene que hacer es salir del confesionario y darle un par de hostias al plasta del chaval. Y nunca mejor dicho.

La buena y reconocida labor de los actores de aquellos lares, y un aceptable guion, no exime de un desarrollo argumental poco sustancioso.