En contra de cierta mala prensa que tiene el señor Cage, yo voy a hablar bien de él. Me parece un gran actor y cada vez que lo veo me cae mejor. Incluso me atrevo a decir que si destaca por algo es por su vis cómica. Porque el caso es que no sé si será gracioso en su vida y con los suyos, pero en algunas películas cuando tiene que aparentar una gracia o un momento divertido o exagerado, sus modos de actuar y sus caras me alucinan. Y así lo digo tan convencido. Lo mismo pasa en el aspecto dramático: Su semblante refleja muy bien los apuros por los que pasa, como por ejemplo en esa genial película titulada: Los impostores, donde borda a un obsesivo compulsivo. El caso es que cuando está de cachondeo su vis cómica aumenta el valor de la escena.

En esta película, el personaje que tiene le va como un guante. Una labor tal, que de hecho incide en el papel de Elijah Wood si no mejorándolo, sí haciendo que luzca mucho más.

Los aficionados a las historias rocambolescas con tintes surrealistas, o sea, que de tan tontas parecen surrealistas, disfrutarán con el personaje de Nicolas (¡Nicolasete! como diría antipseudo), un bipolar absoluto que reconoces desde el primer momento. El típico tío que le has tenido al lado desde siempre en el curre y que de repente se dirige a ti, entonces caes en la cuenta que existe y se crea un vínculo fuerte de amistad, y sin saber cómo te embrolla de golpe en un marrón que no sabes si va en serio o en cachondeo pero el caso es que no puedes evitar seguirle, y la has cagado. El impasse musical que se marca en el pabellón que no sé a qué viene es graciosísimo.

Policías corruptos no ofrece nada fuera de lo corriente pero hay que considerarla como entretenida, de un interés relativo, pero curiosa sobre todo para los que no les caiga mal el señor Cage, y dentro del drama y las situaciones violentas que se producen, una película muy aceptable gracias al magnetismo de la fauna policial tan extraña y absurda que va apareciendo. La película te hace pensar en esa gente que teniendo un buen puesto de trabajo, el día que les aparece la oportunidad, se la juegan y apuestan todo a una carta para dar el pelotazo de su vida y perderse ya para siempre en los placeres del mambo, allende los mares.

Y en fin, esto es cine del denominado para pasar el rato, y nada más, pero que muy bien Nicolasete. Arriesga y ponte a verla. Si pierdes yo no sé nada.