Una más de las innumerables películas románticas que parece que nunca puede faltar.
Siempre se están produciendo y alguna incluso tiene un nivel más que aceptable, como ésta.

El estilo es sencillo, un tono de comedia que no es tal, pero desenfadada igual que ágil y desenvuelta.
No la falta nada. Si acaso ella parece poquita cosa para ese enorme actor que es Alec Baldwin pero la base de estas ligeras historias está completa en todos los aspectos.

Como todas, suelen suceder a gente de alto nivel adquisitivo. El espectador no está para historias de amor a lo cutre entre gente desubicada y atosigada por los problemas. ¡Que va! Para eso está el día a día y la cruda realidad. Aquí lo que importa es el amor. Importa también el ámbito familiar y profesional para dar un fondo real, una estructura sólida que haga cuajar el argumento y se logra sobradamente. Algún otro detallito y ya está.

Una pareja con diferencia de edad y un desarrollo inteligente, asequible y perfectamente creíble. Todo encaja.

Dentro de los finales que se podían haber escogido y que podrían haber sido iguales de acertados y lógicos, el de esta Historia en Manhattan supone una ligera variación que rompe un poco el estilo más o menos habitual; lo cual agrada especialmente y además creo que es acertado y muy, muy maduro.