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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
10
7,0
23.776
Serie de TV. Animación. Comedia. Infantil Serie de TV (1966-1973). Historia de Looney Toones sobre un depredador y su presa. El Coyote intenta atrapar al Correcaminos por todos los medios posibles, utilizando incluso toda clase de artefactos marca ACME, pero el Correcaminos es muy veloz y logra huir de su enemigo. Esta serie recopilaba los cortometrajes estrenados en cine basados en los populares personajes, procedentes de los Looney Tunes, así como las Merrie Melodies. (FILMAFFINITY) [+]
25 de abril de 2010
57 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre todas las series de dibujos animados de aquellos años, casi por encima del Conejo de la suerte, e incluso del canario Piolín, sobresalía ésta con el pájaro y el coyote.
Bugs Bunny eludía la muerte una y otra vez, Piolín igual y El correcaminos lo mismo; y todos con un aplomo digno de alabanza.
Pero era la serie del correcaminos la que sin duda más impresionaba debido a dos peculiaridades:

- No había diálogos; ni el coyote ni el correcaminos intercambiaban una sola palabra. Al contrario, Bugs Bunny no paraba de hablar ni de burlarse de Elmer y Piolín igual con el gato, pero el correcaminos, también con un gran desprecio por el depredador que se le quería comer, sólo emitía un agudo sonido: bip-bip... Y desaparecía a toda velocidad.
- La otra peculiaridad era los parajes áridos del desierto, las carreteras infinitas y desiertas completamente... y el coyote. El coyete: un ser silencioso, un obrero incansalbe... con un único objetivo: comer. Eran ellos dos solos.

Esa labor tan sacrificada del coyote, siempre provisto con explosivos ACME, con trampas ACME, con detonadores y cohetes ACME, en el fondo, remite al pensamiento fatalista de los clásicos; ocasiona un fuerte desasosiego el hecho de ver en él lo que es luchar una y otra vez por un objetivo a todas luces inalcanzable.
El coyote era valiente, y aunque al final siempre desaparecía de escena hecho polvo, más de una vez deseabas verle al final comiéndose al jodido pájaro.

Nunca alcanzaba al correcaminos, encima, cada intentona suponía morir mil veces cayendo en sus propias trampas.
El pobre coyote... Se le escapaba el correcaminos, caía de un precipicio interminable y antes de asomar la cabeza le caía el pico del precipicio y luego la roca redonda para remate. Te reías, eso sí…
Era de admirar la perseverancia, la insistencia del coyote por coger al correcaminos, nunca se rendía, y, no sé porqué, en cada trazo de su dibujo el personaje daba la impresión que era consciente que jamás le atraparía.
Bip-bip.
floïd blue
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