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Voto de floïd blue:
7
6,8
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Cine negro. Drama. Romance
Obra menor del cine negro que relata la historia de una cantante de un nightclub y su relación con dos hombres que la cortejan. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2011
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no recomiendo este “parador” a nadie, de entrada, pero a mi me gusta. Richard Widmark, el dueño, ha contratado a una cantante para amenizar el cotarro: Lily.
Lily tiene pinta de mujer fatal, canta a media voz y fuma como un cosaco. El borde del piano está lleno de quemaduras de sus pitillos. Esta mujer es la que convirtió en bígamo al pobre Edmon O´Brien y es que tiene un no sé qué que atrae la jodida. Cornel Wilde, el encargado, está ya quedadito con ella y eso que la quería despedir.
Sigo sin recomendar el tugurio. A largo plazo no sé si hacerlo. Lily está aprendiendo a jugar a los bolos. Yo he entrado inmediatamente a ver cómo jugaba y casi me caigo del susto. Resulta que detrás de las pistas hay un tío preparado para colocar los bolos una vez que la bola los ha tirado. Claro, como el marcianito ese de Men in black que estaba dentro de una máquina repartiendo el correo a toda velocidad. Hay que tener en cuenta que este “parador” es de hace muchos años.
Al final voy a recomendar pasar una noche oyendo cantar a Lily. Ella se hospeda en el Hotel Cornamenta. Sí, ya sé: Tú no te hospedas en un hotel que se llame así. Yo tampoco. Bueno, qué coño, depende... No obstante, si pasas por aquí, te diré que sí que merece la pena ir a ver a Richard Widmark a su parador.
Lily tiene pinta de mujer fatal, canta a media voz y fuma como un cosaco. El borde del piano está lleno de quemaduras de sus pitillos. Esta mujer es la que convirtió en bígamo al pobre Edmon O´Brien y es que tiene un no sé qué que atrae la jodida. Cornel Wilde, el encargado, está ya quedadito con ella y eso que la quería despedir.
Sigo sin recomendar el tugurio. A largo plazo no sé si hacerlo. Lily está aprendiendo a jugar a los bolos. Yo he entrado inmediatamente a ver cómo jugaba y casi me caigo del susto. Resulta que detrás de las pistas hay un tío preparado para colocar los bolos una vez que la bola los ha tirado. Claro, como el marcianito ese de Men in black que estaba dentro de una máquina repartiendo el correo a toda velocidad. Hay que tener en cuenta que este “parador” es de hace muchos años.
Al final voy a recomendar pasar una noche oyendo cantar a Lily. Ella se hospeda en el Hotel Cornamenta. Sí, ya sé: Tú no te hospedas en un hotel que se llame así. Yo tampoco. Bueno, qué coño, depende... No obstante, si pasas por aquí, te diré que sí que merece la pena ir a ver a Richard Widmark a su parador.