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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia. Bélico Bill Kluggs es un hombre de un pequeño pueblo americano, que se alista en el ejército para convertirse en un héroe. Pero sus superiores deciden mantenerlo alejado del frente, dedicándolo a tareas de entrenamiento. Pronto empezará a sentirse frustrado... hasta el día en que le destinan a una misión secreta... (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante un periodo fecundo de grandes westerns, John Ford también centró su atención en el cine bélico, a partir de un distanciamiento dramático que la comedia de costumbres, fluida y sin demasiadas pretensiones, le brinda en bandeja de plata. Es de la forma que nace esta obra, generalmente relegada con cierta razón, a una categoría inferior en el grueso de la vasta carrera de Ford. Una simpática comedia costumbrista, hilarante y algo esquemática, con un cierto tufo populachero y decididamente volcada a presentar el lado más amable de la contienda bélica – que, con cinco años de perspectiva desde la derrota de alemanes y japoneses, Ford podía mirar sin la amargura y la urgencia de “They were expendable”-, y que pertenece a ese subgénero concreto que los americanos llaman “small-town comedy”.

Bill Kluggs (Dan Dailey), un actor nada fordiano, encarna a un alto, desgarbado y algo ingenuo muchacho, que al entrar en guerra su país, decide alistarse como aviador a cargo de la metralleta, con la esperanza de que le envíen a una peligrosa misión a ultramar, su gozo en un pozo: Kluggs, como era de esperar, será destinado a su anodino pueblo, una localidad del estado de Virginia. A modo de viñeta no menos cotidiana de lo acostumbrado en Ford, el film transcurre en un transparente tono amable y desenfadado, salpicado de alguna canción en fiestas castrenses inherente al argumento. Y sin el bullicio de los mejores fragmentos cómicos interpretados por la noble galería de bebedores y pendencieros irlandeses.

En el film subyace una acerada diatriba contra el estamento militar, su cerrazón y su estupidez supina, con una aparente sencillez se muestra a algunos mandos dirigir a la tropa de forma torpe y chapucera, parece como si Ford se cobrara alguna cuenta pendiente con la burocracia militar. También de alguna forma se burla de ese estúpido afán de heroísmo como reafirmación personal y reconocimiento social y familiar en una pequeña comunidad. En definitiva un Ford menor, poco conocido, pero entrañable.
Antonio Morales
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