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Voto de Antonio Morales:
6
Romance. Drama Pedro es profesor de literatura. Después de que su mujer le abandone, decide volver a Madrid y recuperar su antiguo empleo. En una de sus clases conocerá a Aurora, una refugiada de la dictadura argentina, que dará un vuelco a su vida. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2017
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
... Afirma nuestro protagonista principal que da título al film, ante una de sus alumnas aventajadas con la que flirtea, Aurora (Marilina Ross). El polifacético Fernando Méndez-Leite rinde tributo a la literatura y el cine, que son sus dos pasiones, con este interesante film, en el que alude a: “Los gozos y las sombras” (Torrente Ballester), ”El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford) y “Hay que matar a B” (José Luis Borau), rodado en plan cooperativa, es decir, con pocos medios economicos pero que se muestra aplicado y resultón, “una comedia de sentimientos”, según denominó el propio director. El retrato de un profesor de literatura desorientado en su vida personal y decepcionado en el terreno amoroso, tras abandonarlo su esposa Elena (Isabel Mestre), que sin renunciar al sexo eventual no quiere comprometerse en asuntos del corazón.

Eran nuevos tiempos de libertad de pensamiento, de libertades políticas y sexuales. El hombre de moda es Pedro Liniers (Xabier Elorriaga), un tipo apuesto y bien parecido que tiene éxito inmediato con las féminas, pero que arrastra su inseguridad y sus fantasmas que lastran su futuro personal y profesional por su indefinición. Asistimos pues a una sucesión de relaciones entre el profesor y una serie de mujeres que le rodean y por las que no termina de decidirse, es como una huida hacia adelante, donde el sexo siempre se nos muestra de forma sencilla y natural, de forma cariñosa y pudoroso y nada exagerado en el terreno explícito. Una historia triste y melancólica, un film de miradas y gestos que reflexiona sobre el fracaso sentimental, la soledad y el compromiso amoroso y profesional, la actitud para encarar tiempos convulsos, de cambios y nuevas relaciones sociales, que el propio cineasta junto a su guionista Manolo Matji estaban viviendo.

Declarado seguidor de los franceses Rohmer y Sautet, Méndez-Leite se adentra en universo intimista paro sin dejarse influenciar excesivamente por los maestros admirados. Lo mejor de la película es que todos sus actores, creo que son unos 14, todos ellos tiene una consistencia dramática en sus personajes, con caracteres reconocibles y cercanos por pequeñas que sean sus apariciones, todos ellos con sus problemas personales y cotidianos, como la convivencia, la rutina, la familia y los hijos. Lo exiguo del presupuesto no le obligó a renunciar a un casting muy interesante si repasamos su ficha técnica encabezada por el actor de moda en aquel tiempo de renovación del cine español.
Antonio Morales
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