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Voto de Antonio Morales:
8
Acción. Drama En el siglo XIX, en un Japón todavía feudal, un samurái llega a un poblado, donde dos bandas de mercenarios luchan entre sí por el control del territorio. Muy pronto el recién llegado da muestras de ser un guerrero invencible, por lo que los jefes de las dos bandas intentan contratar sus servicios. (FILMAFFINITY)
4 de febrero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurosawa, “el emperador”, como le llamaban sus amigos, fue un creador comprometido con su arte, sus películas siempre surgieron con la intención y el deseo de decir algo determinado. Expresando la vida sin evitar sus claroscuros, y reflejando en imágenes frenéticas, hermosas, rudas o poéticas, las turbulentas emociones que determinan la existencia del ser humano. Porque este, a fin de cuentas, es el gran tema que vertebra el cine del maestro nipón: la humanidad presa de sus pasiones y deseos, de sus grandezas y miserias, vista desde una óptica delicada y despiadada a la vez, la obsesión por la psicología de los personajes, tan ajena al cine industrial de los últimos años. Tras sus anteriores films excelentes sobre samuráis, Kurosawa retomó el tema desde una concepción más lúdica y popular del género del sable con este “Yojimbo”, una de las mejores del autor.

En el Japón de finales del siglo XIX, Sanjuro (Toshiro Mifune), un “ronin” (es el nombre que recibían los samuráis deshonrados que tenían que convertirse en mercenarios y vagar sin rumbo) sin dinero, llega en su ocioso peregrinar a un desangelado pueblo. Tras hablar con Gonji, el dueño de la cantina, Sanjuro descubre que el poblado está inmerso en una cruenta lucha entre las dos facciones dominantes que compiten por el poder de la zona: Tazaemon, un comerciante de seda, y Tokuemon (del clan Seibei), jefe del negocio del sake. Sanjuro intentará sacar rédito de la situación. El cineasta se empeña en hallar un hálito de esperanza al tomar partido por el individuo, Sanjuro pelea contra todo aquello que pueda anularlo.

Su historia se desarrolla a finales de la crepuscular era Tokugawa. Contexto perfecto para entender esa expresión de amoralidad y caos que Kurosawa imprime en cada fotograma: una visión clásica del samurái y de su tiempo es transgredida sin piedad, alejando a Sanjuro del perfecto ideal que representa el samurái, pues aquí sólo es un mercenario errante.Todo un compendio técnico y narrativo que, junto a la extraordinaria partitura de Masaru Satu y los excelentes trabajos de Mifune y Tatsuya Nakadai en su papel de histriónico pistolero Unosuke, hacen del film un verdadero clásico.

“Yojimbo” ejerció una influencia decisiva en muchas películas de la década de los sesenta y setenta. Un título que forma parte del anecdotario cinéfilo, causante de esta propagación, el brillante film de Kurosawa sería descaradamente imitado por Sergio Leone, de forma no acreditada en su popular y famoso “Por un puñado de dólares” que tomaba las líneas básicas de su argumento, su concepción estética e incluso detalles concretos de personajes y situaciones, película que lanzaría a la fama al cineasta italiano y decisiva de cara a la evolución del cine de género que llevaría a la consolidación del “Spaguetti western”.
Antonio Morales
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