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España España · Pontevedra
Voto de The Quiet Man:
8
Drama. Romance Un oficial (Ronald Colman) que había luchado durante la Primera Guerra Mundial, termina en un hospital psiquiátrico al ser encontrado bajo un estado de amnesia plena. Tras huir de este lugar, es ayudado por la cantante y bailarina Paula (Greer Garson), una mujer bella y generosa que hace cuanto puede para sacarlo adelante. Pero cuando han formalizado sus vidas, Smithy sale con rumbo al periódico El Mercurio, donde espera recibir una ... [+]
22 de diciembre de 2011
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No debió ser fácil abordar este esplendido melodrama de estructura folletinesca. La casualidad y las argucias del destino son necesarias para armar la historia, y eso siempre requiere la ingrata tarea de desmontar el escepticismo del espectador. La veteranía de Mervyn LeRoy, que consiguió con esta película su única nominación al Oscar como director, no sólo consigue llevar la obra a buen puerto, sino que, sorteando los obstáculos, hace que disfrutemos de la travesía.

Como si de un breve relato inspirado en Sísifo se tratara, un hombre se ve condenado a la tragedia de perder su pasado dos veces.

Un militar, impecable Ronald Colman, sumido en la incertidumbre, indefenso y desvalido, apenas logra mantener la cordura. La fortuna pone en su camino a Paula, una delicada Geer Garson, que lo acoge con solidaria protección. Es el inicio de una nueva vida plena de felicidad y amor. La brusca irrupción del pasado obligará a Paula a luchar por ese amor hasta la extenuación.

El desarrollo de esta historia de ausencias de recuerdos, de presentes sin pasado, es conmovedor y logra alcanzarnos con su encanto. La ternura y calidez de los personajes contribuye a ello. Es emocionante asistir al nacimiento de esa vida en común y compartir la ilusión de sus esperanzas. La belleza idílica del emplazamiento acaba por cautivarnos a nosotros también. A partir de ahí el sentimiento ya se ha impuesto a la lógica, y con una efectividad contenida la narración de los hechos penetra en el espectador hasta afectarle, sin caer por ello en la sensiblería.

El final eleva la categoría de la película para convertirla en un referente del cine romántico. Cuando escuchamos por primera vez "hay un estanco allí en la esquina", todo se vuelve sublime. Desarmados y rendidos, seguimos los acontecimientos con el ánimo encogido. Conscientes ya del triunfo, no nos basta, queremos paladear cada detalle con la pausa necesaria, hasta encontrarnos junto a Paula, esperando a que Charles abra una puerta y se disipe para él la niebla, y ella pueda por fin decir su nombre: Smithy.
The Quiet Man
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