La mezcla de géneros no es un seguro de calidad, al contrario, si se misturan de la manera que lo gestiona Krzysztof Skonieczny, el resultado pasa por resultar, una serie absolutamente distrófica.

Buen protagonista, creíble y sincero que intenta solventar con el material que cuenta, la salida por el camino de la efectividad.
Al final, su falta de credibilidad la aleja de convertirse en una serie de interés. Pese a que hoy día, son las series las que encajan mayoritariamente, en el público al que van destinadas.