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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Salvapantallas:
8
Drama Clara, una ex-crítica musical de Recife de 65 años, vive retirada en un edificio particular, el Aquarius, construido en la década de 1940 sobre la chic Avenida Boa Viagem, que bordea el océano. Un importante promotor ha comprado todos los apartamentos, pero ella se niega a vender el suyo y emprende una guerra fría contra la empresa que la acosa. La estresante situación le perturba y le lleva a pensar en su vida, en su pasado, en sus seres queridos. (FILMAFFINITY) [+]
13 de agosto de 2016
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clara es madre de tres y abuela de dos. Tiene 65 años y vive en Recife. Su apartamento frente al mar se encuentra en un viejo edificio llamado Aquarius. Por lo menos ha vivido ahí los últimos cuarenta años. Es una reconocida intelectual de la música.

Clara superó un cáncer de mama en la adultez, enviudó diecinueve años atrás y hoy goza de mucha vitalidad y buena economía. Camina por la playa, reflexiona sobre su vida sexual, coquetea, escucha buena música y come delicioso. Su vida anda bien hasta que una constructora compra todos los apartamentos de Aquarius para construir un edificio moderno y la presiona para que ella también venda.

El guión de Kleber Mendonça Filho es más complejo que una exploración por la vida diaria de una mujer sesentera. El logro principal es que Clara no es solo ella por quien es y lo ha hecho de su vida. Clara existe por su relación con el entorno: con su viejo edificio, con su empleada, con su familia, con sus amigas y hasta con el guardacostas.

Es esa persona de clase acomodada que se relaciona con la servidumbre hasta para ir a sus fiestas, es esa que cría a sus hijos diciendo siempre la realidad de las cosas, es esa que disfruta de una noche alocada de sexo solo por tener ganas de satisfacerse, es esa que rechaza al potencial amante así como es rechazada, es aquella que sueña y tiene temores pero los afronta a la cara.

Clara muestra un poco de todos. La identificación con el personaje brota sola y sin esfuerzo.

Pero Clara también es como el edificio, que con los años se vuelve un lugar abandonado por sus ocupantes tanto como ella es descuidada por su familia, que le faltan partes así como ella ha ido sufrido fisuras emocionales y físicas, o algo que será modificado por más moderno como son modificadas sus costumbres (de ejemplo la música que se ha digitalizado y ella aún conserva sus vinilos).

A través de Clara y de su edificio, Mendonça Filho ha retratado por completo los lazos familiares, la corrupción de la sociedad y el paso del tiempo. Recuerda a esa vieja escuela fílmica italiana en donde los elementos sociales fluyen en la narración y ayudan a contar la historia. Además, esta mujer testaruda (se opone a todo su entorno para mantener el apartamento) es la representación del latino, con amplias convicciones pero anclado a sus viejas raíces y tradiciones.

No veo un problema en que el director introduzca muchos conceptos en una sola narración si todos son tratados con sutileza para que el espectador los interprete uno a uno. Es sorprendente que tantas reflexiones fluyan con naturalidad y enseñen. A pesar de su longitud, entretiene con tomas cortas y diálogos inteligentes. Eso sí, carece de la profundización de al menos otro personaje, quizás el antagonista, para favorecer más al conflicto.

Palmas especiales para Sonia Braga, imponente actriz.
Salvapantallas
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