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Voto de Alien:
9
6,5
417
Ciencia ficción. Drama
Versión de un cuento de Ray Bradbury, adaptada por Narciso Ibáñez Serrador que sembró justificadas loas en la prensa de su época, por dejar "en la pantalla de TVE una estela de añoranzas sutiles, de poesía televisual. De ternura. Y de ciencia-ficción, dirigida no a nublar los sentidos y acongojar el alma, sino a encandilar los ojos y el corazón". (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2016
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Particular episodio de "Historias para no dormir", un capítulo apartado de ese suspense característico de la mítica serie pero que, sin embargo, se ha colado entre uno de los grandes momentos de estas peculiares e inolvidables historias. Protagonizado por el gran Narciso Ibáñez Menta, siempre regalando al espectador una gran interpretación. En este caso se trata de un personaje que parece haber perdido la cordura y que se dispone a fabricar una nave para realizar un viaje espacial.
Es el año 2019, donde el futuro del que tanto se esperaba apenas ha cambiado socialmente. Unos tienen mucho y otros muy poco. Lo que para unos es una anécdota o algo habitual, para otros son sueños inalcanzables. Por esta razón nuestro protagonista se marca un objetivo en la vida: un miembro de la familia debe ir al espacio. ¿Por qué tan solo unos pocos van a poder disfrutar de la vida y los suyos no?
Ibáñez Serrador adapta y dirige esta genial historia donde podemos ver los planes de un abuelo dispuesto a convertir en realidad un sueño imposible. Pero puede que su planteamiento para llegar al espacio no sea demasiado convincente a ojos del espectador, y es que parece que el protagonista piensa con el corazón en lugar de razonar con la cabeza debido a su obsesión por ese viaje. Sin embargo, es aquí donde reside la fuerza de este capítulo, donde podemos ver a un hombre que se está volviendo loco y que quiere autoconvencerse de que lo que propone es posible. El espectador quiere que se cumpla ese deseo, pero es difícil aprobar la forma en la que se quiere llevar a cabo la aventura a causa de los medios materiales que pretende utilizar el personaje principal. Aun así, la nave está preparada para el despegue...
Es el año 2019, donde el futuro del que tanto se esperaba apenas ha cambiado socialmente. Unos tienen mucho y otros muy poco. Lo que para unos es una anécdota o algo habitual, para otros son sueños inalcanzables. Por esta razón nuestro protagonista se marca un objetivo en la vida: un miembro de la familia debe ir al espacio. ¿Por qué tan solo unos pocos van a poder disfrutar de la vida y los suyos no?
Ibáñez Serrador adapta y dirige esta genial historia donde podemos ver los planes de un abuelo dispuesto a convertir en realidad un sueño imposible. Pero puede que su planteamiento para llegar al espacio no sea demasiado convincente a ojos del espectador, y es que parece que el protagonista piensa con el corazón en lugar de razonar con la cabeza debido a su obsesión por ese viaje. Sin embargo, es aquí donde reside la fuerza de este capítulo, donde podemos ver a un hombre que se está volviendo loco y que quiere autoconvencerse de que lo que propone es posible. El espectador quiere que se cumpla ese deseo, pero es difícil aprobar la forma en la que se quiere llevar a cabo la aventura a causa de los medios materiales que pretende utilizar el personaje principal. Aun así, la nave está preparada para el despegue...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... y lo que sucede a partir de ese momento es magia. Sí, el abuelo ha perdido la cordura, pero por su deseo de hacer vivir a sus nietos una inolvidable experiencia. Todo es un montaje para disfrute de sus nietos y alivio de su esposa. De esta manera al espectador le queda al final una doble satisfacción. La primera es saber que el personaje de Narciso Ibáñez Menta está totalmente cuerdo y que sabe perfectamente lo que puede suponer para sus nietos experimentar una aventura espacial. Y la segunda sería ver que finalmente nuestro protagonista ha hecho realidad el sueño de los niños. Y eso es lo que tienen los abuelos, que se desprenden de todo por la felicidad de sus nietos, quebrantando así aquella frase que le dice el amigo de nuestro héroe: "los pobres no tenemos derecho ni a sueños ni a cohetes".