Esta película merece ser juzgada con relativismo. Con relación al momento en que se hizo, con relación al país en que se hizo, con relación a la tradición en la que se hizo. Es decir, verla con los ojos de hoy resultaría absurdo. Por eso es una película tan interesante. Desde el inicio, donde un "falso" director de orquesta se adentra en la loma más inmediata para darnos a entender que todo es una simple sinfonía, la sinfonía de la vida, hasta esos montajes paralelos, zooms, cortes in-out que hoy resultarían vergonzantes. Pero era la narrativa moderna del momento. Y Bud Yorkin la domina. El futuro director de "Arthur 2" saca lo mejor de un guión que le permite lucirse, y además cuenta con Dick Van Dyke, estupendo en un papel alejado de lo infantil de Mary Poppins, Chitty Chitty Bang Bang, Noches en el museo o similares. Aquí es un personaje real, de carne y hueso.
Claro que todo es artificial y que todos parecen civilizados: en eso consiste la comedia, en exagerar la aceptación del divorcio que a finales de los 60 se hacía casi obligatoria en los USA.

La película está disponible en Filmin, por si alguien desea verla pero no la localiza...