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Voto de Vivoleyendo:
7
Comedia Una pareja de bailarines que habían saltado a la fama gracias a su perfecta imitación de Ginger Rogers y Fred Astaire se reúnen años después en Roma para aparecer en un programa de televisión. El regreso de la pareja resultará bastante traumático para los dos. (FILMAFFINITY)
18 de septiembre de 2008
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Federico Fellini dirigió esta nostálgica comedia de ocaso, rescatando la aparcada carrera cinematográfica de su esposa, la genial Giulietta Masina, y relanzando a un maduro Marcello Mastroianni, antiguo icono y sex-symbol italiano.
Masina resurgió de un retiro de los platós y de los escenarios que había durado dieciséis años, y lo hizo con ese aire de irresistible dulzura y desparpajo que la había acompañado siempre, para actuar a las órdenes de su marido en la que sería su última colaboración conjunta.
Fellini, agudo observador de lo llano y de lo grotesco, y que podría definirse como una especie de Velázquez del cine, desnuda para el espectador la olla de grillos a la que se reducen nuestros tiempos locos. Mezcla sabiamente la melancolía de un ayer esplendoroso que intenta resucitar tras décadas de hibernación, y el frenesí de un hoy cacofónico, plural y extravagante. Muestra el furor con el que la televisión revoluciona, influye y trastoca a toda la sociedad, instituyéndose como el medio de comunicación de masas más difundido y absorbente del planeta, y sus llamativas y subliminales tácticas de sugestión psicológica que juegan con el subconsciente de la incauta, hechizada y adormecida audiencia.
Reuniendo a dos ex-bailarines de claqué que adquirieron gran fama en las décadas de los treinta y de los cuarenta imitando los números de baile de Ginger Rogers y Fred Astaire, Fellini traza un retrato que araña con zarpazos de melancolía y de añoranza de una época hermosa que se truncó por la ingratitud del desgaste y del transcurso del tiempo. Amelia y Pippo arrasaron sobre los escenarios y se separaron para no volver a reencontrarse hasta treinta años más tarde.
Y ahí se encuentran ahora, dos ancianos que acuden a la llamada de un hortera programa de variedades para interpretar su último baile juntos. Sin saber a ciencia cierta por qué están ahí, ni por qué demonios han accedido a meterse, aunque sea por un día, en la locura del mundillo de la televisión, saliendo brevemente de sus vidas corrientes.
En el fondo saben que lo hacen porque desean recobrar parte de la magia que resplandeció sobre el brillo del encerado escenario, y en las lentejuelas de los vestidos con que Amelia emulaba a una de las bailarinas de claqué más famosas de la historia.
Saben que lo hacen porque desean recobrar el fulgor que iluminaba unas miradas que relucían de juventud y de presagios.
Saben que lo hacen porque desean rescatar del baúl del olvido la época más feliz de sus existencias.
Incluso aunque tengan que pasar por mil incomodidades, soportar la barahúnda de un montón de gente de toda condición que habla a la vez y se mueve de un lado a otro entre cámaras y micrófonos, ser testigos de muchas escenas esperpénticas y contagiarse de la histeria que envuelve a la televisión. Preguntándose cómo han ido a parar a semejante gallinero impresentable y ansiando salir huyendo tanto como ansían volver a vibrar con el ritmo de unos pasos de baile que llevan en la sangre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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