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Voto de Vivoleyendo:
9
Drama. Cine negro Midge Kelly y su hermano se dirigen a California. En la carretera, los recoge el boxeador Johnny Dunne que va a pelear en Kansas acompañado de su novia Grace, que les invita a presenciar el combate. Allí Midge llama la atención del mánager Tommy Haley, que presiente que tiene talento y le hace una oferta, pero Midge la rechaza. Los dos hermanos encuentran trabajo en un café regentado por Lew Bryce y su hija Emma. Cuando Midge y la chica ... [+]
1 de junio de 2008
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que Midge Kelly se castiga el cuerpo en miles de horas de entrenamiento hasta el límite, ve el rostro de su padre.
Cada vez que lanza golpes como trallazos contra el cuerpo de sus contrincantes en el ring, evoca el instante en que, cuando tenía cuatro años, su padre se marchó de casa para no regresar.
Cada vez que machaca con el derechazo definitivo, cada vez que el árbitro declara derrotado al oponente, cada vez que le llueve el dinero a espuertas por cada combate ganado, cada vez que asciende de puesto en el ránking mundial de los pesos medios, no puede pensar en otra cosa que en el orfanato al que su madre se vio obligada a enviarlos a su hermano discapacitado y a él, porque la pobreza se los comía.
Cada vez que oye el rugido de la multitud aclamándole, imagina con malsana fiereza los laureles de un éxito vestido de oro, pero sin percibir que el éxito está fabricado de barro y de polvo; que coloca a sus pies una alfombra roja tan embriagadora como el opio.
Cada vez que destroza sin piedad y siente el crujido de los huesos, oye la voz de su madre agradecida por haberla sacado de su sórdida miseria.
Cuando Midge Kelly boxea, no solamente pelea contra unos simples hombres de carne y hueso. Pelea contra los fantasmas y los demonios que le han hecho desgraciado en su perra vida.
Cuando abandona a la inocente y enamorada chica con la que un padre severo y guardián de las apariencias le ha obligado a casarse, huye de todas las cadenas y de los lastres que se interponen en su camino hacia el estrellato.
Cuando posa sus ojos en mujeres codiciosas o prohibidas, no es el amor lo que le impulsa, porque tal vez su corazón esté muerto para casi todo lo que no sea perseguir su sueño infernal. Cuando flirtea con esas mujeres, está aspirando a jugar y a poseer los corazones de femmes fatales que seguramente nunca se habrían fijado en el anónimo pobretón muerto de hambre que él era antes. Mujeres trepas que, al igual que él, se mueven por el olor del dinero, dignos iconos de esa faceta de cine negro que salpica esta película.
Mark Robson adaptó un cuento corto de Ring Lardner y llevó al cine toda una alegoría acerca de las ambiciones alimentadas por los traumas de la infancia, y el paralelismo entre el boxeo y el desahogo de todos los fracasos y frustraciones personales. Como en "Million Dollar Baby", el boxeo probablemente sea lo de menos.
Pero también representa un ascenso vertiginoso en el que el alma y los escrúpulos se van vendiendo dólar a dólar al vacío de un trono de humo.
Vivoleyendo
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