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Voto de Vivoleyendo:
8
Comedia. Romance Los Ángeles, años 30. En la meca del cine, el joven recién llegado Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (Steve Carrell), se enamora de Vonnie (Kristen Stewart), la guapa secretaria de su tío Phil. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los grandes amores marcan para siempre. Como el que Woody siente por su querida Nueva York. Cuando rueda en su ciudad, se nota que para él tiene ese toque especial del cariño apasionado e incombustible de quien ama aceptando todas las virtudes y defectos del objeto de sus afectos, convirtiéndolo en una parte de sí mismo y convirtiéndose en parte de él. Pero ese amor es tan imperfecto como todo en esta vida y cuando se tiene al alcance de la mano a veces no se valora tanto como cuando se pierde. Aunque también en ocasiones se trata de algo más complejo que eso. Hay veces en que el corazón se encuentra frente a una encrucijada con varias posibilidades atractivas sabiendo que, si escoge un camino (e inevitablemente hay que escoger) los demás caminos se quedarán atrás, y siempre anidará en el pecho la nostalgia de lo que no se eligió, del recorrido que uno conscientemente decidió no explorar. Cuando eso ocurre, el alma nunca estará completa. Llorará en silencio por esa parte de sí misma que sólo pertenece a la persona que se ha quedado lejos. En algunos momentos de añoranza, la mirada se quedará prendida en el vacío, soñando despierta, contemplando la otra vida que se podría haber tenido.
Así es el amor de Bobby y Vonnie.
Hay veces en que amar no es suficiente.
Y para esta melancólica historia de amores tristes, Woody ha creado el marco más impresionante, como no podía ser menos en él. El Hollywood y la Gran Manzana de los años treinta. Los grandes estudios cinematográficos, los cines y Broadway viviendo su temprano apogeo. La recientemente derogada Ley Seca que ha dejado todo un imperio del crimen organizado. Glamour y elegancia con las lánguidas notas de jazz de fondo. Todo ello acompañado de generosas dosis de un humor muy irónico, de una crítica bastante directa a la despiadada vorágine que hay detrás de la imagen de la meca del cine, al halo superficial e ilusorio que rodea a las estrellas y al famoseo en general, y a ciertos absurdos de las creencias religiosas y tendencias filosóficas. Se caricaturiza un poco, sin acritud, a la familia de clase media. Y aparece una sátira descarnada del reino de terror instaurado por las bandas de gángsters.
La voz en off narra con nostalgia tanto como despelleja con ese tono afable y jovial de quien cuenta sus batallas pasadas con la lucidez que da la perspectiva.
Y no hay ningún escenario mejor para bastantes de los momentos inolvidables de la vida como esos baretos llenos de encanto, esos paseos bajo el crepúsculo, esas veladas en el club donde tanto la flor y nata neoyorquina como los más aguerridos asesinos de la ciudad se reúnen para pasar sus muchas horas de ocio.
Y debajo de ese hermoso envoltorio de fotografía deslumbrante y aterciopelada banda sonora, laten unos sentimientos genuinos y dolorosos.
Porque nada duele tanto como un corazón roto.
Vivoleyendo
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