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Voto de Vivoleyendo:
9
Cine negro. Intriga. Thriller En la ciudad de Los Angeles un agente de una compañía de seguros (Fred MacMurray) y una cliente (Bárbara Stanwyck) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2008
35 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder, gran maestro que supo retratar como nadie los entresijos de la infidelidad y del adulterio motivados por la infelicidad conyugal, se introdujo de lleno en este thriller de cine negro que reúne todos los elementos imprescindibles para ser uno de los grandes exponentes de dicho género.
No ofrece nada que se pueda tachar de original ni de innovador. Personajes arquetípicos, situaciones de las que ya hemos visto repetidas veces, una trama que no se desvía de su desarrollo inexorable hacia el desenlace intuido... Pero lo que la convierte en brillante tal vez sea el carisma de los protagonistas, el guión minuciosamente elaborado, ese aire a gran clásico que se respira en este thriller que recoge una hora y media de inmortalidad.
El argumento puede sonar a típico, y lo es: agente de seguros varonil, seguro de sí mismo y con lengua ágil (ejemplo del tradicional galán machote, duro y exitoso con las mujeres) cae en las redes de una mujer turbadora (típica femme fatale rodeada de un halo sensual y peligroso, calculadora y todo menos florecilla indefensa). Alrededor de ellos, giran otros arquetipos, como el investigador y sabueso de la agencia de seguros, encarnado por un portentoso Edward G. Robinson. Sus audaces y acertadas intuiciones y deducciones son dignas de seguir, convirtiéndolo en uno de los personajes más interesantes. También tenemos el clásico marido adinerado y rudo, que mantiene con su esposa una relación tensa y déspota. La joven hija del primer matrimonio del marido, que supone un obstáculo...
Ingredientes tradicionales reunidos con gran elegancia, con magnífica viveza y agudeza en los diálogos; la atmósfera de pasión prohibida, de disimulo, de transgresión de los límites de la moralidad, de desobediencia ciega a los dictados de la conciencia, de funesto presagio...
Película que, en el fondo, trata de algo tan universal como las locuras que se pueden llegar a cometer por pasión amorosa. Del instante en que la vida entera da un vuelco absoluto, pasando del equilibrio y la estabilidad a la zozobra y la sensación de que el suelo se vuelve movedizo bajo los pies. Y, si dicha pasión arrolladora va acompañada de ambición y avaricia, entonces razón de más para que muchos pierdan la cabeza por completo.
Este drama nos habla sobre el momento en el que caemos para perdernos sin remedio en el laberinto de las tentaciones más fuertes (las del amor, del deseo y de la codicia), momento en el que arrojamos por la borda las precauciones y apostamos todo a una carta. Y hay tantas probabilidades de que la jugada salga bien, como de que salga mal.
Y, mientras descendemos conscientemente, pero inevitablemente, al dulce infierno que va cavando una tumba a nuestro alrededor, y en el fondo sabemos que allá abajo, al final de la caída, sólo nos espera un duro golpe... Pese a todo, nos arrojamos al vacío porque preferimos la seducción del abismo a la seguridad de caminar sobre tierra firme y llana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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