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Voto de Vivoleyendo:
9
Drama Es la primera parte (El episodio del mar) de una trilogía sobre Sicilia. Narra la historia de la lucha de un pescador ('Ntoni Valastro) y su familia para liberarse de la explotación de los mayoristas de la pesca. Libre adaptación de una novela de Giovanni Verga (I Malavoglia). (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2010
30 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La profesión de pescador es una de las más sacrificadas que hay. Procedo de una estirpe de curtidos hombres de la mar que soportaban día y noche los latigazos de la intemperie, de las mareas y de las acometidas de las aguas, rezando para que el océano fuese benigno y las redes se llenaran de peces hasta los bordes. Algunos de ellos eran contratados en barcos de pesca de altura y pasaban semanas y meses completos sin regresar a casa. Casi todos ellos sabían fabricar y remendar redes, y todos sin excepción se habían curado de espanto siendo muy niños todavía, cuando salían a faenar por primera vez y vomitaban por la borda, hasta que sus estómagos se acostumbraban al vaivén del barco. Al cabo de los años, sus cuerpos fibrosos parecían hechos de roca, las callosidades de sus manos eran tan gruesas que tenían el tacto del papel de lija, y su piel era resistente como el cuero. El olor salado que traían era una seña de identidad, y también el aroma de las redes que decoraban el suelo y las paredes del cobertizo y el patio de la casa de mis abuelos, pues siempre había artes de pesca que fabricar o reparar, y mi abuelo se dedicó a ese oficio hasta que fue ya demasiado mayor y perdió facultades para poder continuar.
Algunos de aquellos marineros se hundieron con sus embarcaciones y dejaron viudas enlutadas y huérfanos que en su mayoría seguían la estela de sus progenitores.
En aquellos tiempos de pobreza, de míseras chabolas diseminadas por las arenas, las familias marineras laboraban de sol a sol sin tregua. Las mujeres trabajaban también a destajo en tierra para mantener a raya la penuria. Si el tiempo se tornaba irascible, aguardaban inquietas en la playa a la hora en la que sus hombres debían aparecer por el horizonte, con las manos haciendo visera sobre la frente para protegerse del sol o del viento. Hembras de manos bastas de tanto trajinar, de rodillas insensibles a fuerza de fregar suelos, con sus vestidos muy gastados que eran prácticamente casi todo el ajuar que poseían. Miraban esperanzadas al frente rogando para que ellos volviesen también ese día. Suplicando a los elementos que tuviesen piedad, si es que Dios las escuchaba.
Esa era su vida.
Y así es la vida de ‘Ntoni, su abuelo, sus hermanos, su madre y sus hermanas. Al padre se lo tragó el mar.
Visconti escogió un pueblo costero siciliano, Aci Trezza, y los actores eran los pescadores locales y sus familias. Escogió un escenario real sin trampa ni cartón, y a gente que lo único que tenía que hacer era lo que conocía de sobra. Actores de la vida, que en verdad no interpretan, sino que se dejan filmar mientras realizan lo que ya saben y lo que ya sienten. Y no tienen nada que envidiar a ningún profesional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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