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Voto de Vivoleyendo:
8
6,6
922
Drama. Romance
Angie Rossini (Natalie Wood) es una inocente italiana que vive con su madre y sus hermanos, y que trabaja en Macy's. Un fin de semana en una cabaña conoce a Rocky (McQueen), un atractivo músico. Angie descubre poco después que está embarazada, por lo que busca a Rocky del embarazo y de su intención de abortar. El muchacho se encarga de buscar un médico y de ayudarla económicamente pero, mientras tanto, se van enamorando y, poco a poco, ... [+]
15 de abril de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué sabiamente sabe Mulligan entremezclar drama y comedia, de modo que te está apretando las entrañas y de repente te estás riendo, te quedas con los lagrimales levemente irritados y esa sonrisa boba que uno esboza cuando se ha enamorado de la película y no tiene ganas de salir de ella.
Esto es un ejemplo de cómo hacer una comedia romántica brillante, valiente, franca y reflexiva, con un fondo duro y crítico que huye de la frivolidad sin dejar de ser un bálsamo extrañamente agridulce, como las fresas salvajes no endulzadas con azúcar.
Mulligan era un maestro en recrear amores difíciles que surgen en circunstancias imprevistas y en las condiciones menos favorables, y conseguir que esos romances accidentados vayan calando y dejando una huella más profunda que el común de los romances que se suelen ver en la pantalla.
Aparte de que una película estadounidense de los sesenta que trata de una forma llana la cuestión de la sexualidad, los embarazos accidentales y el aborto llama la atención porque no es muy común. Una está acostumbrada al humor ligero y pacato de camas separadas, a los héroes románticos, las heroínas virtuosas y demás.
No esperaba que Wood y McQueen derrochasen tanta química, o será que no los había visto juntos antes. Ahora no podría concebir otra actriz mejor para Angela, ni otro más adecuado para Rocky. Ideales tanto en las escenas dramáticas como en las humorísticas, o las que se codean entre ambas, y excepcionales en miradas y expresiones, con lo que la comunicación no verbal cobra una gran relevancia, tanta como la verbal, que también es notable.
Otra de las claves para que la película funcione, además de los magníficos actores y del espléndido guión, es tratar una relación que se desarrolla al revés de lo que suele ser convencional, es decir, lo habitual es conocerse, cortejarse, enamorarse poco a poco y llegar al plano sexual cuando todo está consolidado. Pues aquí se saltan varios pasos de golpe y empiezan por lo que debería ser un escalón avanzado, o más bien ni siquiera hay voluntad de comenzar algo: dos desconocidos se sienten muy atraídos nada más conocerse, se acuestan y si te he visto no me acuerdo. Rompiendo con el protocolo de la decencia, se dejan llevar por sus impulsos y ni él se ha comportado como un caballeroso galán respetuoso de la virtud, ni ella como una virginal muchachita núbil. Dos adultos que se enamoran en una noche sin saberlo y que se entregan por el placer de entregarse, conscientes de que no habrá un desayuno para dos a la mañana siguiente, ni campanillas ni banjos tocando para ellos en el claro de luna.
Esto es un ejemplo de cómo hacer una comedia romántica brillante, valiente, franca y reflexiva, con un fondo duro y crítico que huye de la frivolidad sin dejar de ser un bálsamo extrañamente agridulce, como las fresas salvajes no endulzadas con azúcar.
Mulligan era un maestro en recrear amores difíciles que surgen en circunstancias imprevistas y en las condiciones menos favorables, y conseguir que esos romances accidentados vayan calando y dejando una huella más profunda que el común de los romances que se suelen ver en la pantalla.
Aparte de que una película estadounidense de los sesenta que trata de una forma llana la cuestión de la sexualidad, los embarazos accidentales y el aborto llama la atención porque no es muy común. Una está acostumbrada al humor ligero y pacato de camas separadas, a los héroes románticos, las heroínas virtuosas y demás.
No esperaba que Wood y McQueen derrochasen tanta química, o será que no los había visto juntos antes. Ahora no podría concebir otra actriz mejor para Angela, ni otro más adecuado para Rocky. Ideales tanto en las escenas dramáticas como en las humorísticas, o las que se codean entre ambas, y excepcionales en miradas y expresiones, con lo que la comunicación no verbal cobra una gran relevancia, tanta como la verbal, que también es notable.
Otra de las claves para que la película funcione, además de los magníficos actores y del espléndido guión, es tratar una relación que se desarrolla al revés de lo que suele ser convencional, es decir, lo habitual es conocerse, cortejarse, enamorarse poco a poco y llegar al plano sexual cuando todo está consolidado. Pues aquí se saltan varios pasos de golpe y empiezan por lo que debería ser un escalón avanzado, o más bien ni siquiera hay voluntad de comenzar algo: dos desconocidos se sienten muy atraídos nada más conocerse, se acuestan y si te he visto no me acuerdo. Rompiendo con el protocolo de la decencia, se dejan llevar por sus impulsos y ni él se ha comportado como un caballeroso galán respetuoso de la virtud, ni ella como una virginal muchachita núbil. Dos adultos que se enamoran en una noche sin saberlo y que se entregan por el placer de entregarse, conscientes de que no habrá un desayuno para dos a la mañana siguiente, ni campanillas ni banjos tocando para ellos en el claro de luna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Entonces Angela queda embarazada y, asustada, cuando el fugaz affaire ya parecía haber caído en el olvido, ella busca a su ex-amante para comunicarle la noticia. Quizás porque su naturaleza honesta le dicta que él tiene derecho a saber que está esperando un bebé, y quizás también porque abriga alguna esperanza loca, absurda, de que él se haya enamorado de ella y acepte al hijo con alegría. O quizás sólo porque tiene mucho miedo y no tiene otra persona a quién recurrir, porque las otras alternativas son su decente mamma italiana y sus celosos hermanos.
Resulta que al encontrarse otra vez como dos extraños que compartieron una noche de sexo y conscientes de la situación que han creado, vuelven a saltar las chispas aunque ellos traten de disimularlo, porque como lo último que Angela quiere es que Rocky se vea obligado hacia ella, saca su orgullo. A él le gusta ella a rabiar y puede que algo más, y desea ayudarla sinceramente. Progresivamente, a regañadientes, se da cuenta de que no sólo desea cumplir con su parte de responsabilidad. Pero Angela no es una de esas chicas que se conforman con migajas. Quiere oír campanillas y banjos.
Un romance tan divertido como conmovedor, acompañado de análisis y tímidos sueños de amor.
Resulta que al encontrarse otra vez como dos extraños que compartieron una noche de sexo y conscientes de la situación que han creado, vuelven a saltar las chispas aunque ellos traten de disimularlo, porque como lo último que Angela quiere es que Rocky se vea obligado hacia ella, saca su orgullo. A él le gusta ella a rabiar y puede que algo más, y desea ayudarla sinceramente. Progresivamente, a regañadientes, se da cuenta de que no sólo desea cumplir con su parte de responsabilidad. Pero Angela no es una de esas chicas que se conforman con migajas. Quiere oír campanillas y banjos.
Un romance tan divertido como conmovedor, acompañado de análisis y tímidos sueños de amor.