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Voto de Karlés Llord:
9
Drama Crónica de los últimos ocho años de la vida del filósofo italiano Giordano Bruno (1548-1600), desde su captura en Venecia hasta su muerte en la hoguera, tras ser juzgado por la Inquisición, que consideró heréticas sus ideas acerca de la distinción entre las verdades de fe y las de la ciencia. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2009
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta tanto esta película, y admiro tanto a Giordano Bruno, que si me explayo voy a terminar escribiendo un panfleto del peor gusto.

Por lo tanto, prefiero simplemente señalar que la personalidad de este hombre misterioso y fascinante está impecablemente retratada por Montaldo y encarnada por Volonté. Giordano Bruno pecó de ingenuo al creer que el papa escucharía su ambicioso proyecto de Reforma de la Fe y el Pensamiento.

No, frater Giordano: las instituciones viven de recortar la realidad y enfriar los entusiasmos.

Y cuando no pueden enfriarlos, pues tratan de añadirle más fuego hasta calcinarlos por entero.

Giordano Bruno fue un caso raro en la historia de la filosofía: su arte de la memoria es un magnífico instrumento para embellecer el aprendizaje y humanizar la percepción. Requiere, eso sí, de un adiestramiento apasionado, y de una dedicación plena. Siendo un monje dominico, su doctrina le viene directamente de San Agustín y Santo Tomás, a quienes sumó luego peligrosamente, magia hebrea, caldea, asiria y pensamiento hereje griego y alejandrino.

Si no hubiese sido incinerado en 1600, tal vez hoy veríamos florecer en las universidades la grandiosa visión bruniana de la Mente como una ciudad laberíntica que podemos recorrer a placer, y donde cada conocimiento está ligado a una imagen y a un símbolo, haciéndose relevante emocional y visualmente para el escolar cada cosa aprendida.

Pero, como dice el refrán, "cuando hacemos una gran obra por el mundo, este se cuidará de que no vuelva a repetirse."
Karlés Llord
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