Una buena oferta de terror psicológico muy en la onda de “The Shining” o “The Amityville Horror”, mucho menos conocida pero igual de contundente en su sugerencia sin casi mostrar sangre ni vísceras.

Es una oferta que propone una atmósfera opresiva de trastorno mental, donde lo paranormal está apenas trazado con sutileza y sin exageraciones mediante insinuaciones y sin casi nada de exhibiciones.

La historia nos presenta una experiencia inquietante donde una familia deberá pasar unas vacaciones en una casona en la que comenzarán a experimentar extraños fenómenos. (hay que tener en cuenta que no es la típica película de casas embrujadas, ya que se sugiere horror sin casi mostrar nada raro y es allí donde la película adquiere sobriedad y realismo).

Las interpretaciones son sólidas y muy convincentes, tanto Karen Black como Oliver Reed dando vida a ese matrimonio que experimentará el horror psicológico en estado puro al ir perdiendo el control de sí mismos por los efectos malignos de la casona donde han decidido ir a pasar unos días.
También hay que mencionar a Bette Davis, quien acompaña con un correcto papel secundario y le da un toque de distinción al filme con su siempre categórica aportación artística.

Por lo demás cabe mencionar que:

* No hay grandes despliegues de efectos especiales ya que no es una cinta muy pirotécnica, sino más bien es una oferta aplomada sin grandes atractivos visuales.

* Pero sí tiene gran injerencia el tema escenográfico: la casona y las locaciones aledañas son uno de los elementos más destacados para generar intriga y sobresalto dentro de una cinta que despliega terror con cautela pero con contundencia desde la atmósfera de perturbación que irradia.