... sólo que se llamaba Event Horizon y era mucho mejor.
A ver, se decide probar una tecnología potencialmente letal para el planeta, por lo que se decide que una tripulación reducida lo haga en el espacio. A esto le sumamos algún trauma para uno de los protagonistas por aquello de que tenga algo de qué hablar. Llegado el punto, se arranca la máquina en cuestión y pasan cosas muy chungas, que la tripulación tiene que resolver solita antes de que no quede ni uno. Si a este argumento le quitamos la mayor parte del misterio y del terror, los diálogos interesantes, los personajes carismáticos y, a grosso modo, el que la historia tenga sentido, nos queda Cloverfield Paradox. Lástima que teniendo de base Cloverfield y Calle Cloverfield, las dos interesantes por su enfoque en el punto de vista de los protagonistas, gente normal en situaciones fuera de control, Netflix se haya decantado por este pastiche en el que la relación con la trama anterior está en el nombre y dos detalles más. Con tanta producción, yo diría que están empezando a descuidar muchos de los guiones de forma preocupante. Ojalá hubiera invertido mi tiempo en volver a ver Event Horizon.