A ver señor Eastwood, hoy más que nunca el anciano que le grita a una silla vacía en un rally republicano:

¿Qué ha pasado con el director que ha hecho Unforgiven, Mystic River, Million Dollar Baby, Letters from Iwo Jima, Gran Torino y hasta la infravaloradísima Invictus? ¿Dónde está el CINEASTA con mayúsculas y quién es éste RANDOM adicto a las historias reales ultra-patrioteras de inesperados héroes americanos?

Eastwood se está perdiendo muy gravemente en el discurso, y lejos de ensalzar la historia de sus personajes como personas “comunes”; está haciendo algo que empieza a parecer propaganda a un nivel que ni Michael Bay.

Antes de Black Panther y Creed, el genial director Ryan Coogler hizo Fruitvale Station; una película basada en un incidente muy puntual tal y como la película que nos ocupa. Pero mientras Ryan Coogler se encargó de desarrollar y darle una dimensión a su personaje, retratando su vida mundana de manera personal e intimista para que en el momento del incidente las tensiones se disparen y nos involucremos emocionalmente; Eastwood mitifica completa y fallidamente a sus protagonistas. Los fuerza a ser héroes antes de tiempo y pretende que nos involucremos emocionalmente con ellos cuando ya hace media hora estábamos completamente fuera de la película.

La media hora antes del momento álgido de la película es poco menos que infumable, un verdadero despropósito donde estos personajes vagan en un absoluto desconcierto narrativo. Lo poco interesante que Eastwood estaba construyendo se desploma trágicamente mientras asistimos a la nada absoluta.

Eastwood ha prescindido de actores profesionales y ha optado por los personajes reales para que recreen su historia en la pantalla grande. Ése puede ser el motivo por el cual éstos protagonistas sean tan fomes y blandos, tan anti carismáticos y aleatorios. Lejos de darle “realismo” a la película, la movida ésta no ha hecho más que terminarla de convertir en la película más prescindible y olvidable del legendario Clint en décadas.

No veo mucho “cine” o ganas de contar una buena historia a través de buenas técnicas cinematográficas y narrativas. Veo a un director que insiste en glorificar una “agenda” particular, una forma de pensar bastante común en Estados Unidos que lejos de ser una simple preferencia política, distorsiona la base misma de su concepción cinematográfica y desvirtúa el propósito de su obra. Si The Emoji Movie estaba condenada (entre otras cosas) por que era más un comercial que una película; American Sniper y 15:17 to Paris nacieron condenadas por que son más propaganda que un producto cinematográfico.

Y se lo dejaría pasar, juro que se lo dejaría pasar si su relato al menos tuviera algo de sustancia.