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España España · Barcelona
Voto de Glasshead:
1
Thriller. Drama Joe (Joaquin Phoenix), ex marine y antiguo veterano de guerra, es un tipo solitario que dedica su tiempo a intentar salvar a mujeres que son explotadas sexualmente. No se permite ni amigos ni amantes y se gana la vida rescatando jóvenes de las garras de los tratantes de blancas. Un día recibe la llamada de un político porque su hija ha sido secuestrada. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2018
184 de 309 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya me lo olía, ya sospechaba que esta película iba a ser un verdadero truñazo, no solo por una ligera lectura de las críticas de gente rara que siempre salen ante este tipo de bodrios (virtualmente idénticas a las críticas de engendros como "Magnolia" o cosas por el estilo), incluso por la irritante tendencia que tiene Joaquin Phoenix a aparecer en este tipo de circos últimamente.

Y en efecto, me he encontrado con un filme aburridísimo, repelente, pretencioso hasta la náusea, donde el ego de la directora sobrevuela todo su puto metraje, tan solo coartado por otro ego de no menos tamaño, el del propio Joaquin Phoenix, con uno de sus personajes medio autista, medio homeless, medio gordo, medio mudo. Me sorprende leer tan buenas críticas sobre él, su actuación es un verdadero muermo, sin matices, todo carotas y poses torturadas, aprovechándose de su aspecto de jipi trasnochado, en una forma física lamentable, sin chispa, sin carisma, agotador, ególatra y pagado de sí mismo.

Aparte de que la historia es una soberana chorrada, que además está mal contada, porque contar una historia a la manera tradicional no es lo bastante guay, y como encima resulta que es una mierda, pues la "deconstruimos" y hacemos ver como que hay un (falso) retrato psicológico de alguien que está muy "torturado" y que él solito, con el poder de su martillo y de su barriga cervecera, se enfrenta a un grupo de agentes de seguridad y sale victorioso. Todo esto, en un contexto en el que las cosas pasan no se sabe muy bien por qué, lo único que está claro es que el gordo de los cojones tiene una fijación con las bolsas en el careto.

Y cuando crees que no se podía hacer peor, la directora se supera y añade la lamentable, vergonzosa escena final, con una especie de mensaje de autoayuda que ya es para cagarse en todos sus muertos y buscarla a ella para reordenarle las ideas a base cariñosos martillazos en su cabezota vacía.

En fin, recomendable evitarla como la peste.
Glasshead
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