Me encanta el cine de terror juvenil. No me importa si la cinta tiene como protagonistas a un grupo de jóvenes que tras hacer algo mal son acosados por un tipo con garfio, niñeras perseguidas por extraños tipos enmascarados o juerguistas que se quedan atrapados en mitad de la nada y a merced de una banda de matarifes que pretenden divertirse con ellos (y con sus entrañas). Puede que la inmensa mayoría de estos trabajos sean simples mediocridades que no se merecen más de dos líneas, pero me encanta verlos… casi siempre. El problema es que a veces me topo con productos tan indigestos como el que nos ocupa.

Los protagonistas de la misma son un grupo de insufribles jovenzuelos que se pierden al mismo tiempo que son atacados por algo o alguien que pretende matarlos violentamente y sin contemplaciones…

¿Qué más puedo decir de esta pequeña basura? Bueno, pues por ejemplo que es una cinta de bajísimo presupuesto y se nota, que cuenta con un guión inexistente, con unos diálogos patéticos y con unos actores que dejan mucho que desear. Además, es aburridísima. Por cierto, de su reparto destacan tres rostros más o menos populares: Madeline Zima, la ya crecidita niña de la serie La niñera (The Nanny), Randy Spelling, hijo, claro, de Aaron Spelling, y Gabrielle Carteris, famosa gracias a su papel de Andrea Zuckerman en Sensación de vivir (Beverly Hills, 90210).