Media votos
6,8
Votos
348
Críticas
5
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Cine Crítica:
4
5,0
218
Drama
Martín y Fernando se encuentran en la recepción del edificio donde trabajan. De pronto, un terremoto los sepulta debajo de siete pisos de concreto y metal retorcido. Son las 7:19 am del 19 de septiembre de 1985. Martín y Fernando son de universos distintos, el destino los obliga a afrontar la muerte juntos; ahora, más que nunca, tendrán que derribar las fronteras que los separan. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca he sido adepto al subgénero cinematográfico catastrofista. Son escasas las experiencias de esta vertiente fílmica que puedo señalar como “memorables”. Me vienen a la cabeza un par de prodigiosos ejercicios técnicos filmados en los respectivos arranques de las cintas 'Más allá de la vida' (Clint Eastwood, 2010) y 'Lo imposible' (J.A. Bayona, 2012), mismos que recreaban de manera trepidante y temible el tsunami que afectó áreas importantes del sudeste asiático en 2004.
También tengo presente '¡Viven!' (Frank Marshall, 1993), obra que repetían hasta el cansancio en la televisión durante mi infancia, en la que se retrataba adecuadamente –a secas– el avionazo en Los Andes, exponiéndose las vicisitudes experimentadas por los sobrevivientes.
Si hay un acontecimiento que en la historia reciente de México ha marcado a la sociedad en términos trágicos y de cohesión es sin duda el terremoto del 19 de septiembre de 1985, catástrofe que cobró la vida de al menos 10 mil personas en la capital.
También tengo presente '¡Viven!' (Frank Marshall, 1993), obra que repetían hasta el cansancio en la televisión durante mi infancia, en la que se retrataba adecuadamente –a secas– el avionazo en Los Andes, exponiéndose las vicisitudes experimentadas por los sobrevivientes.
Si hay un acontecimiento que en la historia reciente de México ha marcado a la sociedad en términos trágicos y de cohesión es sin duda el terremoto del 19 de septiembre de 1985, catástrofe que cobró la vida de al menos 10 mil personas en la capital.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Este año, el cineasta mexicano Jorge Michel Grau estrenó en pantalla grande '7:19', tercer largometraje de una filmografía inaugurada con el relato criminal Somos lo que hay (2010).
En '7:19' atestiguamos el drama de un par de personajes que quedan atrapados bajo los escombros de algún edificio público luego de ocurrido el movimiento telúrico: un alto funcionario de nombre Fernando Pellicer (Demián Bichir) y el conserje Martín Soriano (Héctor Bonilla). El filme casi en su totalidad busca retratar los estados de ánimo, padecimientos y diferencias entre los protagonistas, quienes son acompañados –fuera de campo– por otros personajes que complementan la narración.
La cinta se torna plana y se hace cansada. El director y coguionista (el libro cinematográfico también está firmado por Alberto Chimal) busca darle fluidez al relato a partir de chascos y pequeños dramas adicionales que resultan fallidos, pareciéndole a este quien escribe tanto el prólogo como el epílogo los momentos más rescatables; principalmente el primero, en el que Michel Grau demuestra una destreza técnica notable al retratar a través de un plano secuencia la cotidianeidad en un sitio que, a la postre, sería afectado por el desastre natural, denotando también una acertada economía fílmica al no registrar de forma aparatosa el incidente.
Me da la impresión de que '7:19' no fue concebida con el ánimo de que contar una historia o verter la cosmovisión de un autor sobre un tema en específico, más bien luce como un ejercicio de reto y destreza cinematográfica que pretendía conseguir eficacia en una narración comprendida básicamente por dos personajes en soledad, quedándose unos pasos por detrás del filme español 'Enterrado' (Rodrigo Cortés, 2010), en el que se atendía entretenidamente –durante hora y media- a un hombre (Ryan Reynolds) encerrado en un ataúd. Ya no digamos cualquier ejercicio fílmico propuesto por Alfred Hitchcock ('Náufragosde' de 1944, por mencionar).
En el rubro histriónico, quedan a deber tanto Bichir como Bonilla, con diálogos forzados y cambios en sus estados de ánimo poco consistentes, no pudiendo ser sostenidos sus papeles dada la débil premisa argumental sustentada a partir de las diferencias socioeconómicas de los involucrados.
Acaso el apartado de la mezcla de sonido tiene un “sobresaliente” pues mucho abonó a la sensación límite propuesta por el director.
'7:19' es una película regular que supera a Trágico terremoto en México (Francisco Guerrero, 1987), su predecesora temática, aunque los espectadores quedamos todavía a la espera de la cinta definitiva sobre el terremoto de 1985.
En '7:19' atestiguamos el drama de un par de personajes que quedan atrapados bajo los escombros de algún edificio público luego de ocurrido el movimiento telúrico: un alto funcionario de nombre Fernando Pellicer (Demián Bichir) y el conserje Martín Soriano (Héctor Bonilla). El filme casi en su totalidad busca retratar los estados de ánimo, padecimientos y diferencias entre los protagonistas, quienes son acompañados –fuera de campo– por otros personajes que complementan la narración.
La cinta se torna plana y se hace cansada. El director y coguionista (el libro cinematográfico también está firmado por Alberto Chimal) busca darle fluidez al relato a partir de chascos y pequeños dramas adicionales que resultan fallidos, pareciéndole a este quien escribe tanto el prólogo como el epílogo los momentos más rescatables; principalmente el primero, en el que Michel Grau demuestra una destreza técnica notable al retratar a través de un plano secuencia la cotidianeidad en un sitio que, a la postre, sería afectado por el desastre natural, denotando también una acertada economía fílmica al no registrar de forma aparatosa el incidente.
Me da la impresión de que '7:19' no fue concebida con el ánimo de que contar una historia o verter la cosmovisión de un autor sobre un tema en específico, más bien luce como un ejercicio de reto y destreza cinematográfica que pretendía conseguir eficacia en una narración comprendida básicamente por dos personajes en soledad, quedándose unos pasos por detrás del filme español 'Enterrado' (Rodrigo Cortés, 2010), en el que se atendía entretenidamente –durante hora y media- a un hombre (Ryan Reynolds) encerrado en un ataúd. Ya no digamos cualquier ejercicio fílmico propuesto por Alfred Hitchcock ('Náufragosde' de 1944, por mencionar).
En el rubro histriónico, quedan a deber tanto Bichir como Bonilla, con diálogos forzados y cambios en sus estados de ánimo poco consistentes, no pudiendo ser sostenidos sus papeles dada la débil premisa argumental sustentada a partir de las diferencias socioeconómicas de los involucrados.
Acaso el apartado de la mezcla de sonido tiene un “sobresaliente” pues mucho abonó a la sensación límite propuesta por el director.
'7:19' es una película regular que supera a Trágico terremoto en México (Francisco Guerrero, 1987), su predecesora temática, aunque los espectadores quedamos todavía a la espera de la cinta definitiva sobre el terremoto de 1985.