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España España · Madrid
Voto de Kahneman:
10
Drama Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia y adolescencia, que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo intentando sobrevivir en diferentes situaciones. Durante todo ese tiempo, Chiron tendrá que hacer frente a la drogadicción de su madre y al violento ambiente de su colegio y su barrio. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2017
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al acabar de ver esta maravillosa película me dirigí, como suelo hacer siempre, al ordenador para ver las críticas en Filmaffinity. No daba crédito a mis ojos. De las quince primeras críticas, ordenadas por utilidad, no había ningún 10, solo un 9 y un 8. Media de las quince: 5,1. No siempre coincido con las críticas más valoradas, pero pocas veces me había visto tan alejado.
Sin embargo en su mayoría estaban de acuerdo en alabar la fotografía, la puesta en escena, la banda sonora, la mayoría de las actuaciones, el manejo de la cámara… La calidad de la película no era lo que se ponía en duda. El problema, decían, parecía estar en que tratando muchos temas ya muy manidos (la pobreza, la marginación, las drogas, el bullying, la homosexualidad) no parecía lograr profundizar en ninguno de ellos. “La historia no sabe por donde tirar… toca tanto y nada… nunca arriesgando, sin rascar, quedándose en la superficie… argumento falto de potencia… frialdad de los diálogos… no conmueve… cúmulo de promesas incumplidas… indefinición interior del personaje… no ves nada que te emocione… adolece de trascendencia, del poder de traspasarte… diálogo nulo… quiere vender complejidad con la frialdad de los silencios y la inexpresividad de Chiron… permanente sensación de que espero que pase algo más… no convence, no duele, no enamora… silencios excesivos…” decían.
Decían ver “un niño callado, introvertido, que le cuesta relacionarse, incapaz de responder, que se siente diferente, que no se siente normal…” pero “inexpresivo, que no transmite emoción”, decían que “no lograban empatizar con la película”. Y efectivamente ese es el problema: no logran conectar. No comprenden que le pasa a Chiron. Es negro, su madre es drogadicta, es pobre, se descubre homosexual y sin embargo piensan con razón que todo ello no es suficiente para el explicar el comportamiento, la actitud de Chiron. Negros, pobres y drogadictos hay muchos en la sociedad en la que él se mueve y sin embargo los compañeros de colegio se ceban cruelmente con él. Muchos espectadores piensan que es por su homosexualidad, pero ni su apariencia ni su conducta lo delatan. De hecho ni el mismo sabe con seguridad hasta bien adentrada la película que lo es. No. Para muchos espectadores la película no sabe explicar que le pasa a Chiron. Y eso curiosamente hace a esos espectadores reaccionar contra la película. Lo que no se comprende no se puede compartir y se rechaza.
Y sin embargo, la película trata de mostrar lo que le pasa a Chiron desde el minuto dos. Chiron NO HABLA. Chiron es sensible, desgraciado, sufre, pero es incapaz de conectar con los demás, de explicarles lo que le pasa. Y esa incapacidad de socializar con los demás es lo que le hace diferente, por encima de todo lo demás, incluso por encima de su homosexualidad todavía incipiente. Y lo vuelve a explicitar en su confesión final: toda su vida ha seguido solo.
Si los espectadores hubieran percibido que el problema de Chiron era la drogodependencia de su madre, o su homosexualidad, o la pobreza… hubieran reaccionado rápidamente y se hubieran conmovido, porque son problemas que todos conocemos y compartimos. Pero todos esos problemas existen en la película como un decorado, de una forma fría, anónima. Lo único que conmueve, porque es lo que hace que Chiron sea como es y le ocurra lo que le ocurre, es su incapacidad para conectar emocionalmente, para relacionarse con los demás. Su soledad. Se encierra en sí mismo. Y no es que él no tenga sentimientos, que no sufra, sufre muchísimo, se siente muy solo, pero es incapaz de compartirlo. Y la sociedad le ve diferente, no le comprende y le rechaza.
Y sin embargo la película es un prodigio mostrándonos esa situación. Lo hace con los silencios de Chiron, sus ojos, sus miradas, la forma que tiene la cámara de mostrárnoslo y la música de subrayarlo. Pero el espectador tiende a confundir silencio con falta de recursos. Solo vemos aquello que sabemos que existe, que pensamos en ello. Y la sociedad, tan atenta ya a la violencia de género, a la homofobia, al racismo, a las desigualdades económicas, todavía tiene que aprender a valorar esa dificultad para la interacción social que no es más que una característica del individuo, tan respetable como las anteriormente señaladas (sexo, raza, orientación sexual...) y que es responsable de la soledad no deseada de muchos seres humanos que permanecen aislados y del acoso de muchos niños. Buena parte del bullying en nuestros colegios se ejerce contra niños con esas características como Chiron.
Inconscientemente, el rechazo que esta película ha despertado en muchos espectadores es consecuencia de esa falta de comprensión, que es la que ha generado el rechazo. Una segunda visión, atendiendo a como pone el director el acento en los silencios y en la soledad de Chiron, pienso que puede hacer a muchos disfrutar y emocionarse con esta enorme película.
Kahneman
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