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Voto de Telefunken:
8
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28.259
Documental
A finales de los años 60, Sixto Rodríguez, un misterioso músico, fue descubierto en un bar de Detroit por dos productores que quedaron fascinados por sus melodías conmovedoras y sus letras proféticas. Grabaron dos discos con la convicción de que el artista se convertiría en uno de los más grandes de su generación. Sin embargo, el éxito nunca llegó, y el cantante desapareció en medio de rumores sobre su suicidio en un escenario. Mientras ... [+]
14 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
America y la gloria. Por cada Bruce Springsteen, ¿cuántos Rodríguez quedaron en el camino? ¿Y cuántos de ellos merecían un ‘Searching for’? Pocos, desde luego. O igual no, quién sabe; qué se lo digan a Segermen. El hechizo de los grandes cuentos se disuelve con Google y las comunicaciones instantáneas y los discos que hace veinte años eran ‘underground’ pero que ahora tienen cincuenta reseñas al alcance de cualquiera. En ‘Searching for Sugar Man’ está el cambio gigante de siglo: el paso de las búsquedas imposibles a los atajos que todo lo permiten. Aunque el apartheid cayó sin necesidad de eso. Todavía hoy cuesta creer que durara tanto tiempo, que esté rozándonos en el los años con toda su podrida carga de racismo. Sudáfrica como un apéndice de lo imposible, de lo mejor y de lo peor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Queda puesto el contexto para una historia como la de Sixto Rodríguez. El relato de los suicidios diversos será convincente, mientras críticos y productores tratan de ser también convincentes en poner el ‘Cold Fact’ por las nubes; con el interrogante añadido de lo que pudo pasar en Sudáfrica respecto a las ventas: ¿lo escuchaba una minoría de la minoría blanca o realmente se vendió ese medio millón de copias? Y casi sin darse uno cuenta, entre testimonio y testimponio, aparece Sixto, el mismo Sixto, cual Orson entre las sombras, abriendo la ventana, su ventana. Ese momento es todo un enérgico puñetazo de simpatía. Lo que luego diga sobre sus discos ya casi da igual. Asimilado que ha sido, es y será un currante por siempre, solo queda disfrutar del encuentro con un amigo: estar con él en Sudáfrica y escuchar cómo las antiguas pistas ralladas del vinilo están reclamando a decenas de miles de personas; tejida esta historia, compartir la alegría.