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España España · huelva
Críticas de granon
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
9
25 de enero de 2006
151 de 165 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi la última película de Allen me dejó un tibio sabor de boca, no es que Macth Point sea una mala película, me parece más interesante que casi todo el cine actual , pero creo que está lejos de las mejores del realizador neoyorkino. Necesitaba recuperar algo del mejor Allen, así que volví a Hannah , ella siempre estaba en mi memoria y no me podía decepcionar .

Realizada en un periodo esplendoroso, Hannah y sus hermanas es una película de muchas realidades todas muy cercana a mí , personajes con los que me identifico o a los que reconozco , el hipocondríaco, el torpe enamoradizo, el ser superior que no tiene conexión con el mundo, la insegura que va cambiando continuamente buscando definitivamente su horizonte, la persona amada cuya belleza te atrapa te tiene loco y por ultimo Hannah, ese ser en quien todo el mundo se apoya , a la que acudimos porque la creemos perfecta sin darnos cuenta de que también tiene inseguridades, que necesita compresión, ayuda.

Durante dos años asistimos a la vida , a los fracasos y a los éxitos de un grupo humano que Allen retrata con cariño, con devoción, en ese tiempo los vemos sufrir, enamorarse , engañar y ser engañados. Reunidos periódicamente alrededor de una buena comida, de una deliciosa melodía tocada en el piano familiar comprendemos que las razones del amor, de la existencia son incompresibles, intangibles.

Por si fuera poco esta película contiene la mejor escena que Allen ha rodado jamás , Caine enamorado locamente de Barbara Hershey se encuentra (cuantos encuentros no fortuitos llenan el cine de Woody ) con ella en una calle , acuden a una librería y él le recomienda un libro E.E.Cummings. Cuando ella lee en la soledad el poema recomendado y sus ojos se humedecen , uno tiembla recordando a ella ... ni siquiera la lluvia tiene las manos tan pequeñas.
granon
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10
21 de enero de 2006
62 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que cuando las estás disfrutando uno tiene la impresión que son imperecedera, acontecimientos únicos que sobrepasan las barreras de lo que es cine o lo que es arte , ocurre pocas veces pero cuando pasa es como un milagro , durante días estos pequeños trozos de vidas se apoderan de tí, no te sueltan ,va creciendo en tu interior y nos hacen ser mejores. Esto me ocurre cada vez que veo una película que es ya leyenda os hablo de “El hombre que mató a Liberty Valance" .

Ford es un director único, quizás el más grande , su filmografía esta llena de joyas y dentro de ella, esta película ocupa un lugar principal; realizada casi al final de su trayectoria es como si este duro irlandés de espíritu quisiera ajustar las cuentas con su género favorito. Es curioso que el hombre que se movía con absoluta facilidad en todos los ámbitos declarará en el famoso Comité de Actividades Antiamericana – Soy John Ford y hago película del oeste- . Esta declaración de principio, ese posicionamiento en un género que nunca gozó de las bendiciones de la cultura en mayúscula, creo que marca la trayectoria de Ford , su amor a los espacios abierto , a las historias de vaqueros, de ganaderos , de caballos e indios , de pistoleros y del séptimo de caballería es como una carta de naturaleza, como una definición de que dentro de unos esquemas menospreciados un genio como este viejo gruñón podía conseguir, crear un estilo ,un mundo propio atravesado por una sensibilidad extraordinaria , porun amor a sus personajes que nos hace que estos sea tan cercano , tan nuestro.

En esta película Ford quizás conciente del final , construye un poema , una elegía hacia ese viejo oeste que desaparecerá para traer el progreso , el ferrocarril , los sistemas de regadío en fin la nueva civilización encarnada en el abogado Ramsom Stoddard (magistral Stewart) , el se llevará toda la gloria , la chica y el futuro. Pero los sentimientos , la gratitud estarán siempre a lado de Tom Doniphon ( inconmesurable Wayne), el hombre que sacrificará todo por el amor a una mujer. Construida con una planificación teatral , casi sin aprovechar los grandes espacios , Ford se refugia en unos personajes a los le da una aliento vital absoluto, que crecen en cada fotograma . Desde ese villano casi de operereta, simbólico llegando a la desmesura hasta el periodista que recita Enrique V de Shakespeare momentos antes de ser ajusticiado por la vilezas y ruindad del salvaje oeste , el director de Pasión de los fuertes , construye una obra clave para entender la desaparición de una forma de vida.

Para mi es imposible reflejar en una hoja en blanco todos los sentimientos , las añoranzas que "El hombre que mató a Liberty Valance" me producen , tan sólo una recomendación a los que no la hayan visto , buscarla como sea y disfrutarla , a mi me producirá una sana envidia de no volver a sentir el momento de verla por primera vez.
granon
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9
4 de diciembre de 2005
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decían las maliciosas y viperinas lenguas en Hollywood (Wilder) que Billy Wilder, desconteto con el tratamiento, del que para él afeminado y demasiado sofisticado Leisen, había dado a sus portentosos guiones ("Midnight", "Arise my love", "Hold Back the Dawn"), presionó al estudio para que él mismo dirigiese sus historias, el resultado ya todos lo conocemos con "The Mayor and the Minor" el director vienés iniciaría una trayectoria imparable. Pero uno viendo la versión que del fabuloso guión de Wilder y Brackett, que ese director tal vilipendiado construyó, no puede estar de acuerdo con el genio vienés, Medianoche es una comedia donde la dirección de Leisen no sólo está a la altura de excelente libreto, sino que por momentos estamos asistiendo a unas de las mejores "screwball comedies" que jamás se hayan hecho.

Las deliciosas aventuras de una cenicienta en un Paris vital y alegre (antes de la guerra) es un espectáculo de diálogos rápidos, contundentes, escenas de hilarante humor y desarrollo donde el ingenio está presente en cada fotograma. Asistimos a dos mundos paralelos, el de los taxistas, de la gente humilde, que comparten sus desdichas y sus alegrías (en ese sentido la escena en que Don Ameche baila en un entrañable bar con una Claudette Colbert impresionate, y tiene que compatir ese momento con todos los taxistas que forman una comunidad en toda su extensión es aclarativa) y el de la alta sociedad, cerrada a cualquier intruso, que juega, se divierte, se emborracha en un mundo que pronto va a cambiar. En esas fabulosas fiestas donde corre el cava, se baila la conga, se viste la últimá moda la cámara de Leisen retrocede ,se aleja dando una cierta visión social a esta impresionante película.

Como toda buena comedia loca que precie, Medianoche termina ante la autoridad (el juez, al igual que "La fiera de mi niña") que se verá sobrepasada ante una realidad imposible (el divorcio de un matrimonio que jamás existió) es la locura ante lo convencional, lo establecido
granon
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7
19 de noviembre de 2005
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las calles de la ciudad es una cinta extraña, peculiar en el cine de principio de la década de los 30 y del mismo género negro que empezaba a despuntar en unos años presididos por los duros efectos de la gran depresión.
Si en algo destaca Las calles de la ciudad frente al cine de su época es en la agilidad, que hace que la película pueda sortear con admirable sentido del ritmo, los clichés y defectos que la irrupción del sonoro provocó. Gran merito de esa inusual velocidad y ligereza cinematográfica se debe a la labor de Rouben Mamoulian, un hombre proveniente del teatro donde tuvo importantes exitos en Broadway y que fue contratado para dar consistencia a las secuencias dialogadas de las primeras películas sonora, pero Mamoulian, sorprendentemente quizás por su cultura amplísima (era un emigrante ruso procedente de una familia acomodada y estudió en las mejores universidades europea) desarrolla múltiples e imaginativas ideas visuales que otorga a Las calles de la ciudad ese sabor a buen cine de siempre.
Desde el inicio, casi documentalista, sobre la fabricación del alcohol clandestino y apoyado en múltiples insertos y simbolismo, Mamoulian parece querer desmostrar que el cine es sobre todo imagen y que el sonoro no puede o no deber entubiar el predominio de visual sobre la palabra. El director de Sangre y Arenas juega con el invento cinematográfico huyendo de todo el academicismo y fijeza de esas primeras películas sonoras. Incluso se permite el lujo de intentar innovaciones técnicas de gran interés para el futuro(el monologo interior que se hace por primera vez en cine en la escena de la cárcel).
Fruto de esa fluidez narrativa, donde la metaforas, elipsis e ideas visuales juega un papel relevante, la película alcanza un desarrollo muy moderno e igualmente intenso. La trama es desarrollada con soltura y la tensión va subiendo escena a escena ; en ese sentido el final frenético y desarrollado a gran velocidad tanto material como formal es fiel reflejo del interés de Mamoulian de dotar a Las calles de la ciudad de un gran sentido visual , algo que al principio por los antecedentes teatrales del director podía ser puesto en duda.
Las calles de la ciudad es una película dinámica, rápida , concisa una especie de sinfonía, de musical que curiosamente no tiene música de fondo, donde la camara en sus movimientos y el ritmo casi jazzístico de sus secuencias inventan una nueva forma de hacer cine.
granon
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7
16 de enero de 2006
34 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película Frankenheimer nos traslada a una sociedad provinciana dentro de la America profunda, donde los personajes, especialmente el sherrif interpretado por Gegrory Peck se ahoga en un ambiente carcomido por la rutina y las costumbres. Ante él aparece una oportunidad de escapar a través de un amor tan intenso como iluso. Las imágenes del director de Ronin, deján una sensación de vació, de nihilismo, donde el dolor y el miedo a la perdida están siempre presente.

Colores tristes, ambientes y escenarios donde intuimos la precaridad de unas existencias marcada por el fracaso hacen de Yo vigilo el camino una crónica de la desesperación. Al final nos encontramos a un personaje herido tanto física como moralmente, de rodilla Peck, no sólo lamenta la decepción y el desamparo, su futuro será tan triste como su pasado.
granon
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