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Críticas de RockyBauer
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
9
12 de noviembre de 2012
32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Violencia: comportamiento deliberado que puede provocar daños físicos o psíquicos al prójimo. Es importante tener en cuenta que, más allá de la agresión física, la violencia puede ser emocional mediante ofensas o amenazas. Por eso la violencia puede causar tanto secuelas físicas como psicológicas.

Nada mejor que el visionado de El Incidente para describir con imágenes la definición de violencia descrita en el párrafo anterior.

El Incidente, obra maestra de Larry Peerce, es increiblemente una película prácticamente desconocida, incluso para los grandes fans del idolatrado Michael Haneke, el director más premiado del cine contemporáneo.

La cinta comienza con una breve descripción de los personajes que más adelante cruzarán sus destinos en la madrugada de un Domingo en un vagón de metro de NY.

Peerce describe hábilmente en el inicio de la película los perfiles de los personajes: un ex alcohólico, un homosexual, una pareja de ancianos, dos parejas de la clase media blanca, una pareja de afroamericanos (en la que el hombre es racista), una pareja de soldados, y dos delincuentes (en los que se vislumbra tendencia homosexual al estilo de La Soga). Y como testigo un vagabundo que duerme profundamente ante la indiferencia de todos.

Cuando el azar hace que la vida de los personajes se crucen en el vagón de metro, toda la rabia y violencia latente en la sociedad americana se despierta y se inicia un juego macabro, inquietante, de una violencia soterrada pocas veces filmada en una película, mostrando la cobardía y la indiferencia que muestra el ser humano en la sociedad actual. El hecho de que los acontecimientos se sucedan a tiempo real, hace que la película sea tremendamente desasosegante.

El vagabundo es precisamente, el elemento simbólico de la película, imagen de una sociedad urbana americana dormida, inerte, indiferente, individualista, deshumanizada, en la que los problemas del vecino solo despiertan curiosidad, una sociedad carente de solidaridad.

Estamos, por tanto, ante una obra maestra que los amantes del cine no pueden perderse.

Imprescindible para los que crean que Haneke es un innovador en el género de la violencia psicológica.
RockyBauer
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9
4 de diciembre de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pareja de arqueros compuesta por los míticos Michael Powell y Emeric Pressburger realizaron en 1949 la que , incomprensiblemente, es una de sus películas más desconocidas entre el público español: The Small Back Room, cinta rodada en colaboración con la London Films de los hermanos Korda.

Así la fotografía supeditada a filmar espacios y planos abiertos se transmuta en lacónicas instantáneas de interior pintadas en un asfixiante blanco y negro influenciado por el expresionismo alemán en el que sobresalen unos hipnóticos claro oscuros que chocan contra los primerísimos planos de los rostros de los actores, unos intérpretes cuyo estado mental se encuentra en serio peligro de derrumbamiento motivado por el aislamiento que domina sus vidas y el alcoholismo.

Las pocas escenas de exterior (magníficamente fotografiadas, especialmente las escenas filmadas en el Stonehenge y la escena final de la playa) sirven para dibujar un entorno amenazante alejado de glamour que impide la evasión del ambiente pesimista de la trama. La influencia del entorno exterior en el temperamento de los personajes da paso al interiorismo más radical, marcadamente claustrofóbico, en el que los alrededores no son más que un elemento de adorno que no influye en la individualidad que domina el contexto de la historia.

Al contrario que en sus anteriores películas, la cinta adopta una estructura intimista, sucia, oscura, exenta de ornamentos exteriores para centrar la escenificación en espacios cerrados que remarcan la atmósfera opresiva, cuasi enfermiza, y malsana que emana la cinta.

Resulta complejo definir el género que mejor se ajusta al hilo argumental de la cinta. Podríamos considerarla como una película bélica (ya que la trama se centra en las relaciones de un grupo de científicos que están desarrollando un poderoso cañón militar en plena Segunda Guerra Mundial), igualmente podríamos indicar que se trata de un drama sobre el alcoholismo ya que este hecho juega un papel muy importante en el desarrollo de la historia, del mismo modo podríamos encajarla en el género noir por el sentido tenebroso, repleto de brumas y tinieblas interiores que brotan con total normalidad de los personajes y también por la subtrama de intriga referida a la aparición de una serie de misteriosas bombas imposibles de desactivar que están provocando numerosas bajas entre la población.

Sin embargo, The Small Back Room presenta tantas aristas que resulta imposible aseverar con rotundidad el género que mejor se adapta a su filosofía. Para rematar la indefinición planteada, resaltar que la película supone un anticipo al cine de autor que se extendería a lo largo de la década de los sesenta, puesto que los silencios, las elipsis surrealistas, el estilo curvilíneo del argumento y la carencia de un hilo fácil de seguir son otros rasgos presentes en la obra. Este carácter poliédrico dificulta el seguimiento de la trama, dado que para disfrutar en su plenitud de ella es preciso estar atento en todo momento a la pantalla, ya que cualquier distracción puede resultar fatal para la comprensión de la fábula planteada.

El cosmos que impregna The Small Back Room claramente referenciado al mundo de las pesadillas y las sombras que se esconden en nuestro alma, convierte a la epopeya en un cuento tenebroso, en el que se exalta el universo surrealista e inconexo de impactos súbitos y emociones expresionistas, tal como lo son los sueños que alberga nuestra mente.

Continua spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RockyBauer
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8
11 de diciembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Añado esta crítica, como reivindicación al cine Mexicano. Cine no muy explorado en España, cuenta con una cinematografía de gran calidad y diversidad de géneros, dió cobijo en su mejor etapa creativa a nuestro mejor director (Luis Buñuel), trató temas proscritos en otras cinematrografías supuestamente más avanzadas y cuenta con un cartel de cineastas y películas de calidad suprema. (aprovecho para reivindacar una de las obras más complejas y de más alto contenido filosófico que jamás se hayan rodado: Macario)

Dentro de la cinematografía Mexicana, Arturo Ripstein ocupa un lugar de privilegio. Su cine, desgarrado, ecléctico, algo irregular, se sitúa en un punto intermedio entre el gran cine clásico Mexicano y el nuevo cine Mexicano abanderado por Iñarritu, Cuarón o Del Toro, quizás incluso con un punto más desgarrado y deprimente, en ciertas obras, que el trío de cineastas citado.

La mujer del puerto, es una de sus obras más destacadas. Narrada con una estructura triangular, en 3 bloques que nos presenta los acontecimientos desde el punto de vista de cada uno de los personajes principales, cruzando sus historia.

Historia de una violencia soterrada, a veces explícita, de una familia desestructurada, carente de moral, en espacios donde predomina la suciedad y los ambientes deprimentes, decadentes, dantescos.

La película deja un mal cuerpo que perdura tiempo después de su visionado.

Escenas muy fuertes: parricidios, relaciones incestuosas entre hermanos, abortos, todas ellas filmadas con un realismo atroz, malsano.

La pianista de Haneke parece Sonrisas y Lágrimas.

Una bajada a los infiernos, rodada con un gusto exquisito, excelentes planos, inmensas y desgarradas interpretaciones, que no dejará indiferente al espectador más interesado por el cine de extrema intensidad emocional.

Por tanto nos encontramos con una película notable, de gran calidad y perfecta para quien quiera iniciarse en el cine Mexicano y en Arturo Ripstein en particular.

!Viva Mexico!
RockyBauer
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7
20 de noviembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edgar G Ulmer fue uno de esos directores de origen germano, emigrados al cine nortearicano, que imprimieron a la industria del cine estadounidense un marcado estilo europeo.

A diferencia de Wilder, Lang, Wyler, Zinemman, Siodmark, Sirk, su carrera se redujo a pequeñas películas, hechas con un gran talento y sentido de la narración, en la que la carencia de recursos y el hecho de que sus películas se rodaran en pequeños estudios independientes, hizo que no se le reivindicara como a sus coetaneos.

Extraña Ilusión es una película claramente menor, rodada para los PRC estudios (estudios para los que Ulmer filmaría: Detour o Barba Azul), con muy buenos planos en exteriores (se dice que la casa de los protagonistas es la misma que la de Extraños en un Tren), y una muy cuidada fotografía y ambientación, que disfraza la carencia de recursos.

La película empieza con un sueño, tenebroso, entre brumas del protagonista, en el cual siente la amenaza de una presencia masculina que acecha a su madre (enviudada de su padre, juez, por un accidente extraño).

A partir de ahí la historia se convierte en una especie de Hamlet con tintes noir,con esa amenaza masculina , pervertida, extraña convirtiéndose en realidad, rodada con gran ritmo y cuidada fotografía y claro oscuros. En la narración predomina, como en las buenas películas de Ulmer, un cierto pesimismo y oscuridad en los personajes, los cuales muestran sus debilidades.

El desenlace, quizás algo forzado, vuelve a establecer un vínculo con los sueños del protagonista, cerrando el círculo narrativo de Ulmer, por lo que la película acaba y termina en el mundo de los sueños.

En una entrevista con Tavernier, éste indica que Ulmer dijo que Extraña Ilusión era un claro precedente de Psicosis. Revisada por el director francés, se comprobó que tal afirmación era un delirio de grandeza del director austríaco, ya que en verdad se trataba de una revisión de Hamlet en estilo noir. Esta afirmación dejaba patente la megalomanía del director, conocedor de su enorme talento y que debido a diversas circunstancias nunca pudo demostrarlo con un gran presupuesto.

Por tanto estamos ante una película altamente interesante que merece una revisión.
RockyBauer
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10
27 de mayo de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribir sobre ciertas películas es como acudir a una sesión con el psicoanalista en la que el papel en blanco cumple el papel del profesional que atiende las reflexiones que el paciente comenta como forma de bálsamo para calmar la demolición interior que supuso el visionado de la obra. Cuando el domingo pasado terminé de ver La tienda de la Calle Mayor un sudor frío empezó a brotar de mi cuerpo sufriendo una parálisis emocional que me hizo incapaz de emitir una sola palabra durante bastantes minutos.

El derribo afectivo que me provocó la última media hora de la película solo puedo compararlo cinematográficamente a los que me engendró el cine de Roberto Rossellini (Alemania año cero, El ladrón de Bicicletas, General de la Rovere), de Vittorio de Sica (El Limpiaboras, Umberto D, El ladrón de bicicletas) o de Robert Bresson (Al azar de Baltasar, Mouchette, Pickpocket). Pero hay un elemento diferenciador en La tienda de la Calle Mayor con respecto a los ejemplos anteriormente mencionados: la primera hora y cuarto de la cinta checoslovaca adopta la forma de una sátira con escenas de alta comicidad costumbista a las que se añade una bella relación de amistad entre un bonachón carpintero y una simpática viejecita para concluir con un brutal giro final que deja helado el espíritu incluso de aquellos que posean un corazón a prueba de taladradora.

Lo maravilloso de esta obra maestra es la aplastante sencillez con la que está filmada en la que el deseo de plasmar la realidad de manera atractiva para el espectador tiene un mayor peso que las pretensiones artísticas innovadoras de los autores. Ese es el gran acierto de la película. Kadár y Klos renuncian a cualquier intento de experimento adaptando los patrones realistas clásicos de narración al estilo checoslovaco por medio de la sátira. Esto otorga a la historia un resplandor de cotidianidad que asusta. Los personajes parecen sacados de cualquier pueblo que conocemos. En ese sentido la película guarda estrecha semejanza con la obra magna del cine español El Verdugo de Luis García Berlanga con la que comparte no solo década de filmación (los sesenta) sino ese tono tragicómico transformado en profunda amargura en el tramo final.

Sigue spolier


La tienda de la Calle Mayor es una película que pone los pelos de punta debido a la realidad que desprende. Destaco sobremanera las majestuosas interpretaciones de Josef Kroner e Ida Kaminska cuya conexión emana química por los cuatro costados lo que nos hace partícipes del cariño mutuo que desprenden sus personajes y nos provoca simpatía cuando somos testigos de las escenas más cómicas y una profunda melancolía en las escenas más introspectivas. Este sentimiento que gracias a la habilidad de la pareja de realizadores hemos adquirido a lo largo de la trama por los dos personajes principales es el que convierte el final en un estallido tremebundo que nos deja demolidos por dentro.

Crítica completa: http://www.cinemaldito.com/la-tienda-de-la-calle-mayor-jan-kadar-elmar-klos/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RockyBauer
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