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España España · Santiago de Compostela
Críticas de kubelik
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
9
25 de diciembre de 2012
197 de 256 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no soy una gran admiradora del cine musical. A pesar de que en los últimos años el género consiguió modernizarse un poco con películas como Chicago o Moulin Rouge, la mayoría de los musicales estrenados en los últimos años no dejan de ser una serie de coreografías más o menos llamativas al servicio de historias planas (véase Burlesque, Mamma Mia o Hairspray) y eso por no hablar de las clásicas películas con las que cada año nos aterrorizan en navidades, (como Mary Poppins o Sonrisas y Lágrimas)

Los Miserables es algo muy distinto a todo lo que hayamos podido ver antes.
Aquí las canciones no están al servicio de la coreografía, sino de los sentimientos y de la historia. Desde el minuto uno, los primeros planos del (colosal) Hugh Jackman, mientras que narra su vida, despejan todas las dudas o prejuicios con los que podíamos haber entrado en la sala. Y es precisamente en este sentido, que la película roza (sino alcanza) la perfección: el reparto es insuperable desde el primero al último, pero con mención especial al citado Hugh Jackman y a una espléndida Anne Hathaway, que logra ponernos los pelos de punta con la versión de “I Dreamed a Dream”: 5 minutos de auténtico cine condensado en un solo plano.


Si bien es evidente que el material con el que cuenta Tom Hooper es indiscutible (Los Miserables lleva más de 25 años paseándose por los teatros de medio mundo) queda patente que el director no solo comprende el mensaje que Victor Hugo quería transmitir con esta obra, sino que respeta de manera increíble el original y deja claro que no solo bebe de influencias teatrales: el espíritu de David Lean sobrevuela bastantes partes de la película y es inevitable ver influencias de Doctor Zhivago en varias partes de la historia, especialmente en la segunda parte del film, donde empezamos a ver el alzamiento del pueblo contra los represores.


En definitiva, Los Miserables es, una historia de superación, de redención y de amor en el sentido mas amplio de la palabra, que logra abordar con gran acierto temas universales: porque todos hemos sido en algún momento de nuestra vida como Jean Valjean, como Fantine, como Eponine e incluso como Javert.

Una película del todo recomendable que es difícil que deje insatisfecho, y un gran despliegue musical al servicio de la historia donde todo logra destacar (actores, vestuario, ambientación…) pero nada ensombrece ni nos aparta por un momento del mensaje principal de la película:

Aquel que quiera cambiar el mundo, primero debe ser capaz de cambiarse a si mismo.
kubelik
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8
17 de mayo de 2013
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que fue Romeo y Julieta, y en menor medida Moulin Rouge, Bazz Luhrmann retoma su gusto por las películas literarias, y lejos de adaptarlas, las reinterpreta bajo su mirada y estilo kistch, que raramente deja indiferente a nadie. Será por eso que con sus películas no hay medias tintas, o las amas, o las aborreces.

En ese sentido, El Gran Gatsby es fiel a la filmografía del director: el “amor fou” como base del relato, la fiesta y el exceso como señal de decadencia y la música como hilo conductor de la historia.

Otra decisión que parece acertada, es la falta de pretensión a la hora de establecer paralelismos. Es evidente que los hay: pero no es la crítica social lo que mas interesa al Luhrmann, sino el análisis de los diferentes personajes, cómo llegaron a donde llegaron y los valores que los mueven a actuar.

Pero si por algo merece la pena ver esta nueva versión del clásico americano, por encima de todos los fuegos artificiales, y el exceso visual del film, es por su reparto, especialmente por Leonardo DiCaprio, que parece sentirse a gusto y comprender al dedillo al personaje de Gatsby, ese hombre hecho a si mismo, refugiado en el sueño americano, que vive y se construye sobre una idea. El momento en que Gatsby y Daisy se reencuentran, es sencillamente magnifico, y es inevitable recordar aquel primer encuentro entre Romeo y Julieta a través de la pecera de corales, como dos personas que se miran en un mundo ajeno.

En definitva, es muy probable que estemos ante la versión definitiva de la figura de Gatsby, y pese a no ser una película redonda, es una bocanada de aire fresco, que por lo menos aporta originalidad y respeta al espectador sin tomarle el pelo, cosa loable en los tiempos que corren.

Como bien pregunta Gatsby….

- ¿Crees que esto es suficiente?
- Creo que es lo que quieres
- Yo también lo creo
kubelik
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2
10 de agosto de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Historia? ¿Quién necesita una historia? ¡Tenemos Dinobots!

Antes de empezar a escribir estas líneas estaba decidida a darle toda la caña posible (y más) al señor Bay. Dos horas y media de explosiones y alardes absurdo-tecnológico-explosivos habían hecho mella en mi capacidad de aguantar blockbusters veraniegos de carga ligera.

Transformers 4 es en el fondo como una película coreana de arte y ensayo: o vas con ella a muerte o te perderás a mitad de camino sin saber en qué has fallado. Bay ha llevado su estilo al extremo, y por fin ha sacado a relucir lo que todos sospechábamos: para qué perder el tiempo desarrollando una historia, si puedes montar un espectáculo basado en ideas sueltas que encadenan una escena de acción con la siguiente.

“La era de la extinción” es, en el fondo, la misma historia de siempre, pero con otro protagonista y otras chicas florero entrando y saliendo de escena (alguna con verdaderas dificultades para mantener la verticalidad sobre los tacones), nuevos modelos de Transformer que no consiguen dar la talla (realmente solo nos interesa lo que le pase a Optimus Prime o Bumblebee) y explosiones a cámara lenta que alcanzan su culmen al final de la película, cuando ya no sabes quién está pegando a quién, quién lucha por qué ni de donde sale tanta pirotecnia descontrolada.

Y es precisamente en este punto de la acción donde te posicionas: o bien te dejas caer en brazos de la maquinaria sin sentido, del golpe por el golpe, o bien INTENTAS COMPRENDER y buscar un sentido a todo este caos, momento en el que toda la película empieza a desmoronarse como un castillo de naipes.

Pensemos que siempre podría ser peor, y por lo menos esta vez nos hemos librado de Witwicky/Labeouf.

En resumen:
Para militantes de Bay hasta las últimas consecuencias.
Lo mejor: Stanley Tucci en estado de gracia. El único respiro entre EL CAOS
Lo peor: el inquietante rol paterno de Mark Wahlberg; la cantidad absurda de personajes estereotipados y algún que otro intento fallido de subliminalidad.
kubelik
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9
23 de julio de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede remover conciencias una película destinada a amasar cantidades ingentes de dinero?
¿Es ese el único propósito de un blockbuster o se puede ir un paso más allá?

Con un timing perfectamente planeado después de la resaca mundialista, llega por fin a las salas la película que viene a sacarnos de esta hibernación del hype, en un verano que está siendo más que parco en pelotazos cinematográficos, y que lleva varias semanas haciendo que nos encomendemos al 2015 como almas en pena.
Como ya es tradición, no hay época estival que se precie sin película sobre el fin del mundo o, en su defecto, el fin de la civilización tal y como la hemos conocido hasta ahora. El Amanecer de Planeta de los Simios (AKA Amanecer: Monetes) comienza 10 años después de los hechos acontecidos en El Origen, cuando César reclamaba sus derechos como simio y se alzaba en armas contra los humanos acompañado de sus coleguillas del zoo.

La situación que nos encontramos en Amanecer es bastante diferente. La raza humana prácticamente se ha extinguido y subsiste con serias dificultades, mientras que los simios se alzan como la especie dominante del planeta, después de crear una comunidad fuerte y unida en torno a su líder César, (de lo mejor del film, a cargo de Andy Serkis y WETA Design).
Este es, a mi parecer, el gran acierto de Matt Reeves, que renuncia a explorar la parte animal de los humanos, (que ya todos conocemos de sobra), para centrarse en la evolución del simio como raza superior que ha aprendido de los errores pasados y ha sabido fomentar la cultura colaborativa.

Llegados a este punto, es curioso que la película tenga en su base narrativa más paralelismos con “2001: una odisea en el espacio” que con cualquiera de sus anteriores versiones simiescas, mostrándonos el Amanecer de una nueva era, el nacimiento de una nueva civilización que para bien o para mal, cambiará el curso de los acontecimientos tal y como los conocíamos hasta ahora.
Por ello, contando con esta potente idea de partida, sorprende que el origen del conflicto que plantea la película no deje de ser un mcguffin que al final poco importa en la trama, cumpliendo sin más su función para que los acontecimientos se desarrollen de manera natural.

No obstante, los resbalones de guión se acaban pagando, y esto provoca que en algunos momentos los personajes viajen un poco a la deriva, especialmente en el tramo final donde, por desgracia, la historia sucumbe al poder de la metralla y la acción a cascoporro. Toda muy bien hilada y ejecutada, por supuesto (el poder icónico del batallón simio es brutal), pero a mi juicio excesiva para una película con ideas propias, que no necesita echar mano de la acción para rellenar minutos.

Dicho esto, lo bonito de Amanecer es la atmósfera que logra crear en todo momento con unos efectos digitales perfectamente integrados en la trama y una música magistral a cargo de mi idolatrado Michael Giacchino, uno de los pocos al que acabé salvando de la quema de “LOST”.

Para un post aparte darían los encendidos debates que la película ha originado en torno a la nominación si/nominación no de actores que quedan ocultos bajo los efectos digitales. A este respecto yo solo diré que ver el trabajo de Andy Serkis como César y Toby Kebbell en el papel de Koba, debería despejar las dudas de todos los Académicos que aún no dan su brazo a torcer y siguen negando la mayor.

Nota final: entre las idas de olla de Gary Oldman en las entrevistas viene concediendo últimamente, solo diré que hubo un momento de iluminación en sus declaraciones, cuando afirmó que al revisionar sus films, se veía ligeramente sobreactuado. Pues eso Gary. Háztelo mirar.
kubelik
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6
24 de julio de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Permitidme que comience recordando aquel aciago verano de 2009, en el que cientos, miles de fans, esperábamos ansiosos el estreno de Lobezno: Orígenes, anunciada a bombo y platillo como el acercamiento definitivo a la figura (para muchos el personaje principal y sobre el que se sustenta toda la saga mutante) de Lobezno.

Las expectativas estaban altas. Teníamos ganas de ver un trabajo decente en torno al universo mutante, después de la infame X-Men 3, que fue poco menos que un insulto a la inteligencia.

¿Y con que nos encontramos? En mi opinión, una de las peores películas de superhéroes que se han parido, una historia absurda, con personajes absurdos. Un pastiche digno de la peor Serie B, que dejaba una preocupante pregunta en el aire: ¿Se tomaría alguien la molestia de leer un cómic de Lobezno para hacer esta adaptación?

Porque de ser así, no lo pareció.
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Pues bien, puestos en antecedentes, 4 años después gente con dos dedos de frente, ha tenido la capacidad de ver que el personaje no estaba muerto. Que podía dar mucho más de sí. Y qué mejor manera para garantizar el éxito (o, por lo menos, garantizarnos una buena historia) que poner las bases de la nueva entrega en Lobezno: Honor, un cómic de Frank Miller y Chris Claremont considerado como la mejor aproximación al personaje hecha nunca (cualquier proyecto que toca Frank Miller son palabras mayores).

Pero la solidez de esta nueva entrega no se ha confiado solo al guión, sino también a la realización, contando con James Mangold, un director para mi gusto, con un marcado estilo yanqui, que se maneja bastante bien en el drama (El tren de las 3:10, En la cuerda floja o Inocencia interrumpida…) pero que no acaba de convencer a la hora de manejar otros registros. Prueba de ello son tortazos como “Noche y Día” o “Kate & Leopold”, donde ya contó en el reparto con un Hugh Jackman en estado de gracia.

Parece que esta vez, Mangold sí ha estado más acertado en la dirección que en estas últimas, de todas formas, es inevitable percibir cierta carencia de estilo, una dirección muy aséptica que no logra imprimir su sello personal en ningún momento, e incluso que zozobra a la hora de rodar las luchas (con planos demasiado pegados al cuerpo de Jackman que muchas veces hacen que perdamos parte de la acción).

Otro “pero” que se le puede poner a la película, es la falta de conexión entre acción y drama, pasando de un Lobezno atormentado en paisajes budistas y decorados zen, a escenas adrenalíticas que parecen insertadas a machete, y se echa en falta la presencia de un villano con más consistencia, que logre realmente transmitirnos la sensación de amenaza, pues la historia parece olvidar que la valía de un héroe se mide siempre por el grado de locura y sadismo de sus adversarios.

En cuanto a Hugh Jackman, no queda más que alabar su capacidad de ponerse al frente de este personaje y hacerlo suyo en cada una de las películas en las que aparece (sí, incluso en Lobezno: Orígenes fue el único que logró mantener el tipo, en todos los sentidos) más si cabe, cuando tenemos en cuenta que el verdadero Lobezno, en poco se parecía a Jackman, (más allá de las garras y el pelamen). Y mención especial merece también Marco Beltrami que se luce con una banda sonora muy acertada y que redondea el resultado final (especialmente en el último tramo del film).

Aun así, aunque le veamos el truco y aunque no acabemos de creernos del todo lo que nos cuentan, es de justicia decir que Lobezno: Inmortal llega a donde no consiguió llegar su predecesora: mostrarnos la verdadera historia tras el héroe, sus motivaciones y sus miedos, consiguiendo humanizar al personaje (lástima que nunca sabremos lo que habría hecho Aronofsky con este material)

En resumen, podremos recordar Lobezno Inmortal, como aquella película que se marcó unas expectativas demasiado altas, y, aún fracasando, logró que nos lo pasaramos de fábula viendo como lo intentaban.
kubelik
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