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España España · Sevilla
Críticas de Mario
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de junio de 2009
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año 1958, fecha del estreno de El cebo, dos húngaros tocayos triunfaban en España: Ladislao Vajda en el cine y Ladislao Kubala en el fútbol. Vajda empezó trabajando en el cine alemán de la mano de Billy Wilder, Fritz Lang y Robert Wiene. Luego siguió en Inglaterra e Italia y por fín llegó a España, donde en la década de los cincuenta, realizó sus mejores películas: Marcelino pan y vino, Un ángel pasó por Brooklin, Mi tío jacinto y El cebo. Esta última es, sin duda, su mejor película. La influencia de Lang es manifiesta, a mi me recuerda a M El vampiro de Düsseldorf, pero menos tenebrosa. El interés no decae en ningún momento, la fotografía en blanco y negro es excelente, lo mismo que los intérpretes. Destaca Gert Fröbe que un par de años más tarde se convertiría en el famoso Goldfinger. El primer plano de unas gruesas manos en una de las escenas claves de la película es memorable. Si alguien la vio hace cincuenta años, que vuelva a verla. No ha perdido ni una gota de frescura. Cine puro.
Mario
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9
25 de mayo de 2009
34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE UNA CENA

El Buñuel más surrealista y más bromista dirige con tino, ésta que a mi juicio, es su mejor película. Seis personajes a los que se les suma en ocasiones un obispo, que en sus horas libres ejerce de jardinero, intentan en vano celebrar una cena. Una vez encuentran de cuerpo presente al dueño de un restaurante, otra equivocan la fecha, otra son sorprendidos por unas maniobras militares.... La idea del guión partió de una anécdota que le contó a Buñuel el productor Silberman: invitó a varias personas a cenar en su casa y olvidó que ese mismo día tenía un compromiso y también olvidó contárselo a su mujer. Los invitados llegaron cargados de flores, Silberman no estaba y encontraron a su mujer en bata y dispuesta para ir a la cama. Esa fue la primera escena de la película. El resto fue fácil, repetir la acción en distintas circunstancias. La película se tituló primero El encanto de la burguesía. Faltaba un adjetivo y Buñuel y su amigos pasaron una velada entera buscándolo hasta que el guionista Carrière propuso "discreto", de esta forma el título daba a la película otra dimensión y forma. En su encantador libro de memorias Mi último suspiro, Buñuel cuenta que cuando ya la película estaba selecionada para los Oscar fue entrevistado por cuatro periodistas mexicanos que no cesaban de preguntarle si esperaba que la película ganara el Oscar. "Les contesté muy serio que sí, que ya había pagado los veinticinco mil dólares que me habían pedido. Los norteamericanos -les dije -tienen sus defectos pero son hombres de palabra. Cuatro días después los periódicos publicaban que yo había comprado el Oscar. El Hollywood se formó un escándalo y cuando Silberman llegó de París se enfadó mucho conmigo. Le dije que sólo era una broma. Cuando a la semana siguiente la película obtuvo el Oscar, yo seguí repitiendo a mi alrededor: Los americanos tienen sus defectos , pero son hombres de palabra". Casi cuarenta años después la película tiene una frescura sorprendente. Vayan rápido al video club de guardia, se alegrarán.
Mario
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8
1 de junio de 2009
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 6 de febrero de 1932 Janine de Monferrand, de 19 años y perteneciente a una respetable familia, dio a luz, a solas, a un niño de nombre François. Dos años después Janine se casaba con el delineante Roland Truffaut que asumió la paternidad del niño y le dio su apellido. El niño tuvo una infancia desgraciada y acabó en manos de la policía que lo internó en un centro de menores. De ahí viene el amor y la ternura que Truffaut sintió siempre por los niños. En esta película hace un retrato de la infancia a través de los alumnos de la escuela de una ciudad francesa, Thiers. Los actores son todos nativos de ella y en la película se cuentan las historias familiares de varios. "Quiero hacer una película sobre la infancia -dijo -desde el primer biberón al primer beso." El título original de la película es "L´argent de poche", El dinero de bolsillo", la calderilla. Aquí en España se cambió por "La piel dura" quizás para hacer juego con otra palícula de Truffaut "La piel suave", que no tiene nada que ver con esta. Los chiquillos de la pequeña ciudad buscan dinerillo para ir al cine o comprar chucherías, de ahí el título. Aunque tampoco está mal "La piel dura". Alude al discurso final de curso que el maestro dedica a sus alumnos en el que habla de la infancia desgraciada de los niños que hace que estos tengan que forjarse una piel dura. En esto reincide Truffaut en lo que ya contaba en "Los cuatrocientos golpes", donde retrata su propia infancia, muy triste. La pelicula se estrenó en el verano de 1976 y tuvo un gran éxito. El rodaje duró dos meses y el trabajo fue muy intendso. Truffaut acabó agotado y el médico le recomendó reposo. Pero una llamada inesperada de Spielberg para interpretar al profesor Lacombe en "Encuentros en la tercera fase" truncaron sus planes. Seguirían después varios rodajes más y el exceso de trabajo le hizo enfermar. Murió a los 52 años. Este hombre se merece un homenaje por su labor cinematográfica. El mejor que podemos hacerle es ver sus películas, ésta es imprescindible.
Mario
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4
4 de agosto de 2009
29 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ricardo, hombre de negocios, está casado con Carmen. Mientras ella se aburre, Ricardo se divierte con sus devaneos y las carreras de mini-coches. La suegra, ginecóloga, para defender a la hija, le cuenta al yerno que Carmen padece una enfermedad incurable y progresiva. Para hacerle la vida agradable a su mujer, descuida su negocio y le pone una boutique. Este es el eje del guión que Azcona y Berlanga escribieron para La víctima, nombre original de la película, cambiado luego por Las Pirañas, y al final, por imposición del productor Cesáreo González, por el definitivo La boutique. La película se rodó en Argentina con unas condiciones pésimas de producción. Berlanga la consideró siempre su película maldita. Él había seleccionado como intérpretes a José Luis López Vázquez y Laly Soldevilla sustituidos también, por capricho del productor, por el argentino Rodolfo Beban y Sonia Bruno, la actriz que se casaría con el futbolista Pirri un par de años después de este rodaje. A pesar de ser un buen guión la película resulta fallida y aburre bastante.
Como en todas las películas de Berlanga aparece en uno de sus diálogos la palabra "austro-húngaro", fetiche para él. En sus memorias Berlanga cuenta que se dio cuenta un día que en sus dos primeras películas había metido la palabrita. "En Bienvenido mister Marsall se dice: Es un mapa tan antiguo que todavía existe el imperio austro-húngaro; en Novio a la vista, al alumno que se examina antes que el príncipe le preguntan el imperio austro-húngaro. También recuerdo que cuando estaba terminando el rodaje de La muerte y el leñador alguien me dijo que no había metido la palabra; quedaba solo un plano de un tío arreando a un mulo que tiraba de un carro. Y metí la palabra de un modo imposible. El hombre sacudió el látigo y dijo: ¡Arre Austro-húngarooo!" Por eso La boutique interesa hasta que aparece la palabra. Es cuando los dos socios van a comprar un viejo barco y uno le dice al dice: ¡Éste cacharro está hecho un trasto, debió pertenecer al imperio austro-húngaro!
Mario
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7
4 de septiembre de 2009
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Helene Hanff fue una escritora neoyorquina free lance nacida en 1916 que vivió, con muchas estrecheces en sus comienzos, de escribir resúmenes de obras teatrales y novelas para la Paramount Pictures. En 1949 encontró el anuncio de una librería dedicada a la venta de libros antiguos en el New York Times. Se trataba de Marks&CO, en el 84 Charing Cross Road de Londres. Escribió una carta solicitando una serie de libros descatalogados y recibió la contestación de un empleado de la misma, “FPD”, Frank P. Doel, que le informó que le enviaría varios libros de su pedido, que tenían entre sus existencias, y que buscaría los restantes. A partir de ahí se estableció una relación epistolar entre ambos que duró dos décadas. Las cartas estaban llenas de ternura, de humor, de alegrías, de protestas... Sabiendo la escasez de alimentos que sufría Londres por esos años de la postguerra, ella envíaba paquetes de comida para todos los empleados de la librería. Helen escribio un librito contando los detalles y anécdotas de esta correspondencia, que se vendió muy bien. En los años setenta este texto, con el título de “84 Charing Cross Road”, se convirtió en un gran éxito teatral en Londres y, luego, en una película protagonizada por Anne Bancroft como Helen y Anthony Hopkins como Frank Doel. Muy recomendable para los espíritus soñadores, románticos y sentimentales. La película la produjo Mel Brooks, el marido de Bancroff, como regalo a la actriz en su vigésimo aniversario de boda.
Mario
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