¿Qué decir de una serie que te sumerge desde el minuto 1 en la Sevilla capital del mundo? Quizá sean los años que he pasado estudiando la carrera de Historia pero sólo por la ambientación esta serie se merece la nota que le pongo.

Desde el primer capítulo se invita al espectador a investigar sobre la ciudad que se le presenta. Cada frase de fondo que se oye lleva tras de sí un arduo trabajo bibliográfico. Hay errores que no le puedo pasar por alto, como que se les haya colado el sistema métrico decimal. O que en una sociedad cuya piedra angular era el matrimonio y el sistema de herencias, ninguno de los protagonistas esté casado o se haga mención a ninguna esposa. Pero es ilógico desprestigiar el trabajo de producción sólo por esos detalles.

Es ilógico porque esto es una ficción histórica dirigida al público en general, no a los historiadores. Y en esta ficción Alberto Rodriguez desarrolla una trama pausada, consciente de que tiene cinco horas para fundamentar a sus personajes que, de una manera natural, se ven envueltos en una de esas historias policíacas de cine negro a las que tan acostumbrados nos tiene el director andaluz.
La trama no se queda a la zaga de las de las mejores producciones Alberto Rodríguez. Junto con La Isla Mínima puede ser la mejor historia que nos ha narrado. Porque no sólo se limita a la trama policíaca, sino que, pronto, el espectador se encuentra con algo que era muy típico en la época: el cambio inmóvil. Burgueses venidos de la nada incapaces de triunfar en un mundo de estamentos cerrados. O, al menos, eso parece.

Porque no estamos en la Edad Media. El nuevo valor de la sociedad es el dinero y quien sepa usarlo puede convertirse en lo que quiera y manejar a la ciudad a su antojo, porque posee el arma más mortal que existe. El dominio de los mercados, a lo que tan acostumbrados estamos hoy día, empieza aquí. La antigua y rancia nobleza de sangre se enfrenta a un nuevo rival, encarnado estupendamente por Paco León.

(Aunque, además de dinero, en la época había que tener descendencia que afianzase y convirtiese un apellido burgués en uno privilegiado. Pero, para eso, habría hecho falta muchas más horas de metraje).

Hacía mucho que quería ver una trama como ésta y Alberto Rodríguez me la ha brindado junto con una excelente historia de asesinatos y una producción cuidada al detalle. El único problema que tiene es movistar+, un nombre que no cuenta con el mismo glamour que HBO. Por ello he tenido que escuchar que la serie: "es muy lenta, que en seguida ponen una típica escena de tetas española, que no se puede tolerar que usen el sistema decimal...". Al contrario que Juego de Tronos, Los Soprano o Roma, ¿verdad?

Lo siento, damas y caballeros, ¡esta serie es española y es de diez!

Antes de comenzar, decir que ésta es la primera y puede que única crítica que vaya a escribir. Y a pesar de que seguramente vaya a quedar relegada al olvido, sólo quiero dejar en negro sobre blanco mi opinión.
La época de los Austrias es una de mis etapas históricas favoritas: cuando España era el ombligo del mundo, cuando las obras de Cervantes se difundían, justo tras ser escritas, por todo el globo (Shakespeare llegó a conocer la obra de Cervantes pero es probable que éste no conociese al dramaturgo inglés). Y finalmente, la larga decadencia que comienza en el marco que nos plantea esta película y la saga de Pérez Reverte.

Cuando vi la película sólo había leído el Sol de Breda, de manera que cuando decidí leer los demás libros, en mi mente ya estaba Vigo Mortensen como capitán Alatriste. Es verdad que el acento le queda muy forzado, que habla demasiado bajo y que a veces hay que hacer grandes esfuerzos por entenderle. Pero lo bueno de Alatriste es que habla poco. Quizás eso estarían pensando los productores pero se equivocaron totalmente. Cada vez que este actorazo (porque lo es) abre la boca, desconectas de la película y ya no ves al Capitán Alatriste, sino al amigo Vigo.
El siguiente aspecto a criticar es la misma trama. Ya se ha comentado que deberían haber hecho una trilogía en lugar de intentar condensar todas las novelas en un sólo film. No podría estar más de acuerdo. Al final, nos encontramos con una película que no tiene trama principal y que termina siendo una pelicula biográfica de Alatriste. Es aburrida y lo peor es que el espectador no puede distraerse pues, como han condensado aquí todos los libros del Capitán, en cuanto se aparta la mirada dos minutos de la pantalla, la trama ha cambiado completamente (estamos en un nuevo libro). Por eso esta película no apruebo a esta película.

Ahora centrémonos en lo positivo, esto es, el apartado técnico. En primer lugar el vestuario, de acuerdo con la época y bien documentado. Sobre todo destacar el de los tercios, aunque les faltó ensuciar los dientes de los actores de alguna manera. Esto algo de lo que siempre me quejo en las películas históricas, parece que hasta el más pobre tiene dinero para ir al dentista y mostrar una sonrisa de anuncio.
La fotografía también destaca: Flandes, Madrid y sobre todo algunos espacios interiores que realmente parecen pinturas de la época. Bravo por el realizador.
Y por último la banda sonora. La pieza El Collar y La Playa me parecen sublimes y las uso siempre que releo las aventuras del capitán. Pero sobre todo, la razón por la que esta película tiene un cuatro (y no una nota más baja) es la escena final, Rocroi. En esa escena el director se resarce y nos brinda una magnífica recreación de la batalla, culminando con lo que fue una grata sorpresa para mí. Hablo de La Madrugá. Ver al tercio preparándose para la embestida francesa mientras suenan los acordes de esa marcha procesional me puso los vellos de punta. Todavía lo sigue haciendo y me parece una auténtica pena que se arruinase esa escena con una voz en off justo al final. En primer lugar, porque no aparece en toda la película. Y en segundo lugar, porque si se quería mostrar cómo Íñigo empieza a escribir las aventuras de Alatriste, deberían haber elegido otro fragmento. Alguno más significativo que el que se escucha (que no es ni puede ser usado como conclusión), y que además se escucha a medias porque lo tapa el clamor de la batalla justo al final.

En conclusión, aunque tiene sus aciertos, no puedo evitar pensar que he malgastado dos horas de mi vida y que me las podía haber ahorrado viendo directamente la escena final, cosa que si van a ver la película, les recomiendo que hagan. Es la única parte que merece la pena.