Probablemente sea el único al que le pasó esto, pero al terminar de ver Marriage Story en el cine, no me pude mover. Me quedé atontado mirando fijamente el plano final en la pantalla, y no tuve reacción por un buen rato. Estaba completamente conmovido por la película que acababa de ver.

La verdad no sé por dónde comenzar, pero bueno. Será con ADAM DRIVER y SCARLETT JOHANSSON. Así, en mayúsculas. La pareja de Charlie y Nicole en esta película está espectacular. Ambos reflejan perfectamente la lucha por lo que aman, el pequeño Henry, al igual que el sufrimiento durante una separación, que es a veces causado por sus propias acciones. La emoción puesta en sus desgarradoras interpretaciones hace que, con todas las virtudes y defectos en las actitudes de sus personajes, el espectador se conecte inmediatamente con ellos ablandándole el corazón, esperando que en algún momento ambos encuentren la felicidad. La calidad de sus actuaciones va en aumento conforme avanza la película, en ningún momento te aburres de verlos. Son definitivamente las mejores actuaciones del año, incluso más que Joaquin Phoenix. Sí, lo siento, pero hay que aceptarlo.

Ahora bien, el trabajo de Noah Baumbach ha sido espectacular. El guión está perfectamente ejecutado, y es posible notar la dedicación que se ha tomado para escribirlo. Lo más destacable es la perspectiva que nos brinda sobre la historia de Charlie y Nicole: Baumbach no nos está contando un cuento de hadas, es un relato narrado tal y como pasa en la vida real. Es una película muy humana, y por ello te puedes relacionar y conectar con ella fácilmente. Tal vez no aporta mucho material nuevo, y por ello te deja con una sensación de querer más, pero con lo que tiene cumple y le sobra.

Esta película es de lo mejorcito del año. Tiene mucho sentimentalismo con actuaciones increíbles, una edición perfecta, imágenes bellas, una banda sonora de Randy Newman que te da la sensación de estar en Toy Story y recordar la separación de Andy y sus juguetes (¿coincidencia?), y un guión inteligentísimo. Veamos cómo le va en la temporada de premios.

Hagamos esto dinámico. Hablemos de It 2 como si fuera una película independiente (caso 1) y como la secuela que es (caso 2).

Caso 1: Como película de terror, It 2 es maravillosa. Cumple satisfactoriamente su función de asustar con técnicas novedosas e interpretaciones fantásticas, destacando especialmente a los señores James McAvoy y Bill Hader. It (Pennywise), a pesar de ser mayormente efectos de CGI, es creíble, y ello no sería posible sin el fantástico Bill Skarsgård. Los efectos sonoros y la banda sonora es espectacular, gracias a ellos la película conserva su esencia asustadiza durante toda la narración. Puede resultar un poco pesada por esos 165 minutos, pero cuando te capta, sentirás que no te puedes mover de tu asiento, y Pennywise te invitará a flotar.

Caso 2: Podrá ser una película de terror destacable, pero si es una secuela, debe aportar significativamente al legado de la película anterior. Si It 2 no hubiera existido, no habría ningún problema. Nos podríamos quedar felices como perdices con el final de la primera película. Se siente como una repetición de lo que ya pasó, pero mejorado (y eso es relativo dependiendo del gusto del espectador). Aunque hubiéramos sabido que It volvería después de 27 años, como nos adelantó la primera, no queríamos una segunda como la que se nos presenta ahora. Y eso molesta. Molesta porque se han esforzado por hacer una película de terror excelente, y eso ha quedado demostrado, pero no puedes hacer una secuela dejando de lado la intención de ir más allá de la idea que deja su predecesora para una siguiente parte.

En síntesis, es una peli que no aporta muchas ideas significativas a la historia y que no enriquece la trama original; pero si la ves pasarás un rato de calidad terrorífica 100% recomendado.

Una pareja de jóvenes. Los dos con enfermedades terribles. Una relación que inicia con frivolidades de la hostia y termina con los tortolitos como almas gemelas. ¿Dónde había visto eso?

“Five Feet Apart” es eso, pero por lo menos tiene algunos aspectos para destacar, como la gran Haley Lu Richardson. Ella vive el papel al máximo, gran sentimentalismo y fuerza, y es ella quien en realidad salva la película, porque si me pongo a hablar de Cole Sprouse termino mal. Es decir, el chico no cambia de cara en toda la película y su interpretación es extremadamente seca, sin emoción, pero bueno, como en todas las pelis románticas, si es guapo se le perdona.

Otro aspecto que me sorprendió agradablemente fue la fotografía. Los planos creaban una conexión formidable entre los personajes y todo a su alrededor; y en ocasiones expresaban incluso más que Sprouse (vale, ya paro). Destacaban la reflexión sobre el cuestionamiento que plantean los personajes, la efímera vida, que en algún momento va a acabar y ellos lo saben.

El resto, puros clichés clásicos y escenas “emotivas” que buscan sacar una que otra lagrimilla al espectador. La película no es mala, pero como es algo que ya hemos visto una y otra y otra vez en todas las pelis románticas de jóvenes con algún tipo de enfermedad, termina resultando pesada, y si la llegas a ver, seguro más de una vez dirás: “Esta la ya ví.”

Me encanta el humor negro súper ofensivo. Soy una mala persona, lo sé, pero disfruto mucho de reírme de lo que no debo. Pero no se preocupen porque esta crítica será lo más objetiva posible.

Que te guste o no Jojo Rabbit es muy relativo. El guión indudablemente causa controversia entre los espectadores, y de hecho habrá una significativa parte de la audiencia que no se sienta cómoda viendo la película y que incluso se puede sentir ofendida. Pero es una película de comedia, y aunque no lo quieras, cumple y por mucho. Hitler y el nazismo siempre ha sido un tema delicado, y esta sátira del genio Taika Waititi se olvida de las críticas que lógicamente recibirá su película y busca sacar risas de un hecho que generalmente es condenado por su falta de moralidad. Jojo Rabbit está escrita sin suavizar el golpe, y qué bueno que haya sido así.

Taika Waititi ha logrado un muy buen trabajo, tanto como director como en su interpretación de Hitler. La química entre él y su pupilo Jojo (Roman Griffin Davis) es sublime. Y ni qué decir del resto de las actuaciones. Sam Rockwell, Thomasin KcKenzie, Scarlett Johansson... simplemente bravo.

Definitivamente hay mejores películas de esta índole que Jojo Rabbit, pero de todas formas es un logro. Incluso es posible sacar un mensaje positivo de toda la historia, una moraleja sobre cómo el odio afecta a las personas en nuestro alrededor. Pero eso depende de cada persona. De cualquier modo, una película así era necesaria a estas alturas.

Siglo XIX. Emily Dickinson tiene el sueño de ser poeta y ser reconocida por sus poemas. Pero tiene un problema: el pensamiento estereotipado de la sociedad sobre la mujer y su rol de sirvienta, cocinera, o cualquier cosa relacionada al hogar. Es por ello que en ella surge una serie de rebeldías que la llevan a descubrirse a sí misma y constituir su propia identidad.

Entonces, estamos ante una nueva historia de empoderamiento femenino. Personalmente, no tengo nada en contra de esta causa, es más, la apoyo, y siento la necesidad de esclarecerlo antes de continuar; pues el principal problema que se le puede encontrar a esta serie es que, como hemos visto muchas entregas en el mundo del cine y la televisión que se centran en este tema, el guión resulta repetitivo y predecible, originando que carezca de alma a pesar del mensaje. Las historias que buscan enaltecer a las mujeres hoy en día resultan muy básicas, y se ha perdido la dedicación de buscar una semilla de la que surja una poderosa aventura, como las que fueron sembradas en The Help y Brave. Sin embargo, a pesar de ello no deja de entretener y transmitir al espectador ese sentimiento de empatía con Emily y su objetivo de rebelarse, además hace reflexionar sobre cómo vemos el mundo y las consecuencias que traen nuestras acciones. Bien por eso.

Otro aspecto por resaltar es el gran elenco de esta serie. Hailee Steinfeld como Emily resulta muy creíble, agregando esta serie a su lista de éxitos compuesta por True Grit y The Edge Of Seventeen. Te puedes identificar con ella fácilmente en esos momentos en los que la frustración nos corrompe y buscamos salir de la burbuja. Los padres de Emily también están sensacionales: Toby Huss como el padre de Emily engloba el pensamiento machista contra el que su hija tiene que luchar, brindando una interpretación potente y dura; mientras que la madre de Emily, Jane Krakowski, resume la formación que recibía una mujer en esa época, cumpliendo un papel sumiso ante los deberes del hogar y buscando complacer a su esposo, por lo que debe transmitir esta formación a su hija, quien convierte en sus padres en sus principales enemigos en su lucha. El hermano y la mejor amiga de Emily (Adrián Blake Enscoe y Anna Baryshnikov) están bien, pero no resaltan tanto como los mencionados anteriormente.

Entonces, ¿esta serie vale la pena? Yo diría que sí, es una muy buena opción para pasar el rato y si buscas una serie que cause aunque sea una muy ligera reflexión en tu interior. Es un destacable inicio para Apple TV, y con una segunda temporada recientemente confirmada, parece que las cosas irán bien en esta plataforma.